Juan Carlos Pavín: el Campeón que trascendió fronteras
Juan Carlos Pavín es un símbolo del motociclismo en tiempos dorados para Alta Gracia en este deporte. Multi campeón, fue símbolo de nuestra ciudad deportiva.
El “Gringo” fue boxeador amateur. Pero además fue manager, promotor, maestro, confesor y amigo de generaciones de boxeadores de Alta Gracia.
Alta Gracia Deportiva13 de noviembre de 2021juan carlosEl “Gringo” fue boxeador amateur. Pero además fue manager, promotor, maestro, confesor y amigo de generaciones de boxeadores de Alta Gracia.
Roberto te recibe en su casa. Te estrecha esa manaza de dedos gruesos como cartuchos de dinamita y te invita a pasar. Adentro, en la cocina, están un puñado de fotos, algunos recortes y muchos recuerdos para compartir. No es sencillo poder seguir un hilo de conversación con el “Gringo” Petrini. Son muchos años, muchos nombres, demasiadas historias que se van agolpando en el corazón de un tipo que vivió y vive para el boxeo.
Formador de generaciones de pugilistas, manager de muchos, casi padre de otros tantos, conoció y sabe de las glorias y las miserias de este deporte que le ha permitido salir del barro a unos cuantos y ha enterrado en lo más profundo a varios más.
Decir Roberto Petrini es decir boxeo en Alta Gracia. Y a él recurrimos para que nos cuente su vida. Que en definitiva es casi casi la historia misma de nuestro box.
Dejemos que sea él quien hable:
“Nací en el año 1937 y a los 14 empecé a boxear. Tengo 23 peleas hechas acá en Alta Gracia y otros lugares. Apenas si era Peso Mosca por esa época. Con el boxeo me hice grande, crecí físicamente a través de la gimnasia del boxeo. Cuando era joven la gimnasia era brava. Recuerdo teníamos como técnicos a Domingo Archino y Mario Britos, que eran muy exigentes. Archino era también masajista de Sportivo Alta Gracia, pero antes fue un gran boxeador cordobés que se dedicó a enseñar boxeo. Fue en los cincuenta, cuando comenzaron Archino y Britos. Fueron los puntales del boxeo acá. Aparecen nombres como Malmó, Domingo Páez, el “Gringo” Danterre, entre otros.”
"Cuando chico, iba a ver veladas de boxeo en lo que hoy es dependencia municipal, en el ex Bingo. Ahí estaba el Club Vélez Sarsfield y se hacían los festivales. Veronessi era el promotor y fue uno de los pioneros del boxeo de Alta Gracia. El “Plancha” Roldán, el “Zurdo” Flores, fueron algunos de los chicos que salieron de esa escuela de boxeo. El gimnasio estaba sobre la Avenida Belgrano”.
Pero Roberto continúa contando su historia...
“Cuando volví, a fines de los 60, junto con Domingo Repossi decidimos enseñar boxeo en Alta Gracia. Desde los setenta y pico seguí solo. Entre los primeros pupilos que tuve lo cuento a Carlitos Cortes. Un fenómeno. Luego vinieron Alberto Cortes, Osvaldo, el “Pato” Ervidia, Robertito Morán, Marín, Mario Paz, Daniel Murúa en sus última etapa, “Coco” Jaime y tantos otros”.
Hablanos de los Cortes...
“Los Cortes fueron unos cuantos. El más grande, el padre de todos era “Falucho” Cortes, padre de Alberto y de Carlitos y tío de otros. Estaba el “Chiquitina”, que falleció hace poco. Carlos, Alberto, Osvaldo… una familia de grandes boxeadores, sin duda. Alberto Cortes fue un pegador formidable y además le gustaba ir al frente. Carlitos fue extraordinario. Peleó cuatro veces con Ballas que dijo que fue el boxeador que más trabajo le dio en su vida. Era un tipo que a partir de su físico era superior a todo. Era mosca (52,800 kg) pero era alto, complicado, difícil y a eso le sumaba una técnica tremenda”.
Se enfrentaron varias veces Juan Carlos Cortes y Gustavo Ballas. Y por lo general, más allá de lo que vieran los jurados, Carlitos se cansó de pegarle al Campeón del Mundo. La más renombradas de todas las peleas que protagonizaron fue en el Luna Park. Allí, Cortes fue despojado en las tarjetas luego de haber hecho un enorme combate y haber paseado a Ballas durante los 12 asaltos. La ovación final de la tribuna premió lo que los jurados no quisieron ver.
“Una vez me llaman de Chile diciéndome que lo querían a Cortes (Carlos) y les dije que no estaba entrenado, que hacía quince días que ni pisaba el gimnasio, que no tenía idea ni de cómo se estaba alimentando. Me insistieron que lo llevara igual, que iba a pelear en un semi fondo y allá fuimos, a Osorno. Cuando llegamos, vimos los pasacalles anunciando la pelea que era nada menos que frente a Carlos Uribe, que era tercero en el ranking mundial y era Campeón Chileno, Sudamericano y Latinoamericano. Le digo “vámonos ya” a lo que Carlitos me contestó: “Gringo, si nos vamos, ¿qué como mañana?”. Peleó, la guapeó y apenas si perdió por puntos en fallo dividido demostrando las agallas que a mí siempre me ha gustado”.
“Alberto era un noqueador nato. Tenía una puntería tremenda. Además, era ambidiestro. Cuando fue al gimnasio se paró como derecho y le pregunté, lo trabajé como zurdo y así quedó zurdo. Pero era ambidiestro. Tenía condiciones naturales para el boxeo. No te cerraba los ojos en toda la pelea, estaba siempre atento”.
“El boxeador que tiene para pagar una cuota es porque no tiene hambre, y es muy difícil sacar un buen boxeador de ahí. Hay excepciones como puede ser hoy “Fofi” Moreschi. El económicamente está bien, pero al boxeo lo lleva en el cuerpo, nació para eso. Pero son excepciones. Fofi tiene corazón, siempre me gustó”.
“En Alta Gracia organizamos grandes festivales incluso a nivel internacional. Alberto Cortes hizo dos peleas en el Deportivo Norte defendiendo el Título Latinoamericano ante un peruano (Lúquez). Con Carlos también tuvimos en el Colón un par de veladas internacionales”.
“Me quedé con ganas de más Alberto Cortes. Yo estaba capacitado para conducirlo, lo conocía como nadie. Pero también soy consciente que hay límites que tienen que ver con lo organizativo que uno no está en condiciones de solventar. Igual, me hubiera gustado acompañarlo en sus grandes presentaciones en el exterior, lo conocía mejor que nadie y le hubiera sido útil”.
“El Cucheta Boxing Club funcionaba en la carpintería que tenía en la calle Reconquista. Ahí entrenaron todos. Hasta Falucho Laciar entrenó ahí, porque Carlos era sparring de Laciar. Tengo el orgullo de haber formado parte del rincón de Laciar en tres títulos del mundo. Alberto, Carlitos, Marín y muchos otros nacieron del Cucheta”.
"A lo largo de tantos años, he visto muchos buenos KO. Si tuviera que elegir de lo que presencié, el de “Coco” Jaime en la Federación de Box, defendiendo el título Argentino con Rubén Paniagua. Fue un golpe al hígado. Letal. Seco. Terrible. De ese KO no me voy a olvidar nunca porque cayó como una bolsa de papas. De ése y de uno de Alberto Cortés en La Rioja, por el título Argentino con un mendocino. Fue un golpe impresionante, le amagó de zurda, le pegó con la derecha en la punta de la pera. Fue en el primer round. Lo desarmó, el tipo se desintegró. Fue espectacular”.
“Hay boxeadores que entienden de qué se trata esto de vivir gracias al boxeo. Lo aprovechan y sacan la cabeza del agua. Otro no, pero bueno, es como todo en la vida, cuando a una gallina la criás con bosta, cuando le das maíz no lo come. Suena duro, pero es la verdad”.
Luego un largo rato de grabador y charla compartida nos despedimos de Roberto Petrini con la sensación que recorrimos en una conversación buena parte de la historia del pugilismo de Alta Gracia. Rescatamos una última frase que pinta su forma de ver el boxeo:
Juan Carlos Pavín es un símbolo del motociclismo en tiempos dorados para Alta Gracia en este deporte. Multi campeón, fue símbolo de nuestra ciudad deportiva.
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Mirando al Tajamar, allá donde la calle Padre Viera comienza a subir rumbo a la Shell, en la intersección con Arturo Illia, hay