El Comedor Echenique fue, durante un buen tiempo, uno de los puntos de encuentro para muchos vecinos de la ciudad. Fue toda institución, y un símbolo de la cocina casera para disfrutar en cada almuerzo o cena
Para cualquier altagraciense que se precie de tal, hablar de Pizzería Miguelito es hacer referencia a un lugar donde una simple pizza era motivo de elogio.
Era el bar “del Hugo”, del “Colorado”. Era el bar que cerraba la Belgrano antes convertirse en Libertador, y que sobrevivió hasta donde pudo los embates del progreso y las ansias expansionistas de Becerra.
La Cuevita de Cuevas fue, y es, un lugar tradicional. Uno de esos sitios donde uno elige la mesa y comienza a sentir el calor familiar de quienes lo atienden.
En el caso de La Polar encontramos un bar con una historia tremenda, y con miles de historias escritas en sus mesas y su mostrador durante más de medio siglo.
Son pocos los comercios de nuestra ciudad que han transcurrido a lo largo de los años logrando sortear los distintos vaivenes económicos que propone un país donde invertir es cosa de valientes, y crecer un asunto propio de emprendedores de verdad.
Por Iván Moreira (periodista y amigo)