Alta Gracia es una ciudad “tuerca” por excelencia, y mucho en esto tuvo que ver Danilo Bonamici. Porque en la galería de grandes ídolos deportivos de estas tierras, debiera ocupar un lugar de privilegio.
1970: CUANDO EL BASQUET REVOLUCIONÓ LA CIUDAD
Los 70 fueron años moviditos, de eso no hay duda. Y Alta Gracia lejos estuvo de convertirse en una excepción a la regla.
Alta Gracia Deportiva23 de abril de 2022juan carlosLos 70 fueron años moviditos, de eso no hay duda. Y Alta Gracia lejos estuvo de convertirse en una excepción a la regla.
Aquel 1970 venía agitado. Marcelo Levingston había sido proclamado Presidente de facto en junio luego que a Onganía se lo llevaran puesto los movimientos sociales. En los cines se anunciaba “El bebé de Rosemary”, de Polansky, se usaban pantalones pata de elefante y se tomaba vino Facundo.
Como si fuera poco, cuando el año iba terminando, los diarios titulaban con el día a día del juicio a quienes habían secuestrado y ajusticiado al General Aramburu. Si. Definitivamente corrían días agitados…
Y el deporte de Alta Gracia no podía quedarse atrás. Ese último mes del año 1970, la ciudad estuvo convulsionada por un evento deportivo que se convirtió en un auténtico suceso por su organización y por su importancia y trascendencia: el 34to. Campeonato Provincial de Básquetbol.
Entre el 13 y el 19 de diciembre tuvo lugar en las instalaciones del Club Vélez Sarsfield, allí en la primera cuadra de la calle Ecuador donde hoy funciona el Gimnasio El Club. Allí se adecuó el estadio para la ocasión.
Se colocaron tribunas tubulares. Una relativamente pequeña junto al ingreso principal, delante de los vestuarios y una de grandes dimensiones dando la espalda a la calle Dallinger. Por supuesto, también había gradas detrás de uno de los tableros, casi tocando lo que era el quincho de la Parrila que funcionaba sobre calle Lucas V. Córdoba. Cada sector de tribunas tenía su ingreso por cada una de las calles mencionadas.
Eran épocas donde los baldíos todavía existían por la zona y podía organizarse de esa manera. En total, el escenario tuvo una capacidad para albergar a 3.200 personas (2.500 populares –a $ 2-, 400 plateas -$ 4- y 300 preferenciales a $ 3). La Asociación de Básquetbol de Alta Gracia, con Elías Najle a la cabeza puso todo su empeño y su trabajo para que fuera un gran torneo.
Y así lo fue.
A la cancha
En lo estrictamente deportivo, Alta Gracia presentó un tremendo equipo que jugó un campeonato enorme, aún cuando no pudo quedarse con el título. Combinando juventud y experiencia, su técnico Adolfo Galetto supo poner en cancha el ímpetu de unos y la categoría de los otros.
Este era el plantel de Alta Gracia, con sus respectivos números, en aquel histórico Provincial:
Marcelo Farías (4), Raúl Fernández (5), Luis Barbareschi (6), Alberto Cano (7), Enrique “Loro” López (8), Oscar Fuentes (9), Hugo Núñez (10), Mario Fernández (11), Luis Mandangarán (12), Juan Turri (13), Jorge Salgado (14) y Emilio Romero (15).
Un plantel enorme por donde se lo mirara que representaba a fielmente a nuestros clubes Central, Colón, Sporting, Sportivo y Vélez Sarfield. Podría decirse que comenzaba a transitarse los primeros tramos de la última gran época del básquet de nuestra ciudad.
El Campeonato
Como siempre, el Provincial tenía en el Seleccionado de Córdoba a su máximo candidato. San Francisco y Río Tercero le hacían sombra en los pronósticos y lo demás era una incógnita a resolver. Pero allí estaban nuestros representantes. Jugando todas las noches a estadio repleto, Alta Gracia supo hacerse respetar y asomó como firme candidato al título.
Derrotó a Hernando en el debut, logró un importantísimo triunfo ante Río Tercero en una noche soñada, dejó en el camino a Cruz del Eje, ganó ante Villa María y en la penúltima fecha cayó por apenas un simple ante San Francisco. Resultados propios y ajenos lo obligaban a ganarle a Córdoba en la última fecha si quería ser Campeón.
No pudo ser. El seleccionado capitalino fue el ganador y quien se llevó el título de la mano de un impresionante jugador de tan solo 16 años que fue imparable y que daría mucho que hablar a partir de entonces: Fernando Esteban “Runcho” Pratto, que aquella noche marcó 34 puntos.
Las sensaciones
Más allá que el título se escapara, quedó para la memoria de todos un campeonato de altísimo nivel técnico y de un voltaje emotivo como pocos. Para los jugadores, la experiencia de jugar ante una multitud que los ovacionó y los acompañó como nunca y la vivencia de crecer como grupo y como deportistas en la concentración previa y durante el certamen.
Para los organizadores, la certeza que podían hacerse bien las cosas en Alta Gracia, con el apoyo de la comunidad toda y utilizando sus propias fuerzas.
Para el público, la posibilidad de ver en vivo y en directo a enormes figuras como Marcelo Farías, Raúl Fernández, Juan Turri, por nombrar a algunos de los locales, junto a Olariaga, Diz, Pratto, Magris, Bertotti y muchos otros grandes jugadores que engalanaron el baloncesto de la provincia en tiempos que las asociaciones regionales eran muy fuertes y los clubes florecían por todos los barrios y ciudades.
Para Alta Gracia fue estar durante una semana en los titulares de los diarios y en el mapa grande del básquetbol. Fueron siete días en los que la ciudad fue noticia.
El año 1970 se estaba yendo entre dobles y tiros libres. Los diarios anunciaban impresionantes premios del Gordo de Navidad y Reyes de la Lotería de Córdoba, en una moneda que poco se parecía en cifras a la actual. En los bazares, la batidora Yelmo era el objeto del deseo de las amas de casa a la hora de los regalos navideños y en la Universidad Nacional de Córdoba se homenajeaba al Premio Nobel Federico Leloir. Los grandes medios nacionales aún seguían escribiendo sobre lo que había sido la pelea entre Ringo Bonavena y Cassius Clay, pero en nuestra prensa, los ecos del Provincial de Básquetbol organizado por Alta Gracia no contenían más que elogios.
Fue un hito. Un campeonato que quedó en la historia. Porque no siempre es necesario ganar para ser el mejor.
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