
Masilla y penicilinas: el complemento perfecto para los autitos de carrera
Jugar a los autitos rellenos con masilla y con gomas de tapas de penicilina fue uno de los pasatiempos preferidos de nuestra niñez de barrio.
A veces una foto, por ajada que esté, por vieja que parezca es toda una postal de un acontecimiento. Y a partir de esa imagen, la foto misma dispara recuerdos e historias que están muy bien guardadas en la mente colectiva.
El juevesA veces una foto, por ajada que esté, por vieja que parezca es toda una postal de un acontecimiento. Y a partir de esa imagen, la foto misma dispara recuerdos e historias que están muy bien guardadas en la mente colectiva.
“¿Ustedes son peronistas? ¿Qué van a ser peronistas ustedes? Ustedes no la conocieron a Evita. A mí me puso una mano en el hombro el día que estuvo acá en La Isla”.
Las frases, entre desafiantes y festivas, le pertenecían a Manuel Gómez, quien cada vez que le tocaban el tema, sacaba a relucir la foto aparecida en la revista “Ahora”, donde Eva Duarte de Perón posa junto a varios pibes de guardapolvos. Entre ellos, él. Manuel, cuyo hombro es acariciado por la entonces primera dama argentina.
No es una foto más. No puede serlo cuando el personaje principal es una persona que marcó el rumbo del país allá por mediados del siglo pasado. Tanto que su figura continua vigente hasta hoy.
La foto, la historia. La historia, la foto. ¿Cómo enmarcar la nota?
Primero digamos bien las cosas. La escuela está en La Isla, justo al lado de La Paisanita. ¿Estamos todos de acuerdo en eso y así nadie se enoja? Bien.
Lo mejor será contextualizar el por qué de aquella histórica fotografía.
Nilda Zárate, la mujer que compartió su vida junto a Manuel cuenta lo que escuchó de su marido tantas veces: “En La Isla la escuela dictaba clases hasta tercer grado. Luego, los chicos tenían que completar la primaria en otro lado. En el caso de Manuel y su hermano, en el Parroquial de Alta Gracia. Ellos ya no iban a la Escuela Sarmiento que había fundado su padre, pero la sentían como propia".
Porque la escuela había nacido en la casa de la familia Gómez. Don José Gregorio Gómez y su hermano gestionaron en Córdoba una escuela. Se la otorgaron y para que funcionara pusieron su propio hogar. Una habitación hacía de aula y otra de dirección. Allí funcionó desde 1939 hasta que se construyó el nuevo edificio, donde hasta hoy funciona.
Pero volvamos la historia de la ya mítica fotografía.
“Fue un día sábado que no había clases. O sea, no había chicos. Contaba Manuel que como a las 11 de la mañana llegaron un montón de autos. Entonces, el padre les dijo a sus hijos y a otros chicos: “pónganse los guardapolvos que va a venir Eva y ustedes van a representar al colegio”. Así, Manuel, su hermano Carlos y Enrique Rodas se pusieron los guardapolvos y… a recibir a Evita”.
Cuenta la historia que para llegar a la escuela desde la Colonia, había que cruzar el arroyo. Don José Gómez y algunos amigos hicieron un puentecito de madera para que Eva llegara caminando hasta el colegio.
“En la escuela estuvo un rato y luego volvió a la Colonia, antes de regresar a Alta Gracia y partir rumbo a Buenos Aires”. Dicen los memoriosos que le gustó la idea de almorzar ahí mismo, en la Colonia. “Como lo que haya”, habría dicho.
Fue un paso fugaz. Tan fugaz como importante y trascendente para los habitantes de La Paisanita y La Isla. Un momento que quedó en la historia y se perpetuó en la memoria de quienes lo vivieron en primera persona. Con el tiempo se dimensiona todo lo que significó la presencia de Evita en la localidad. Lo que además aseguró el vínculo siempre presente entre la escuela y la Unión Ferroviaria. Lazos comunitarios que aún hoy perduran y están vigentes.
Es que cuando se muda al nuevo edificio, la comida y la atención a los chicos la daba la Unión Ferroviaria, llegaba desde la Colonia. La comida la hacía Doña Tinín (Florentina Gramaglia de Capra), que vivía en la casa de familia que tiene la escuela.
Hoy continúa llegando gente a la Colonia Ferroviaria y preguntan por aquella presencia oficial en el lugar. A muchos les cuesta creerlo hasta que ven la foto que hoy, en Cosas Nuestras, mostramos en portada.
Una escuela, toda una vida
Don José Gregorio Gómez fue poco menos que un prócer por los pagos de La Isla. Todo el mundo lo conoció. Fue una persona que se entregó por completo a la gente.
“Mi suegro tenía la escuela en su casa. Ellos tenían vacas, sacaban leche y se la daban a los chicos. Les daban de comer. Hacían pan casero para los chicos”. Así arrancó la actual Domingo Faustino Sarmiento.
“La primera maestra fue Rosa Cámara. Estuvo un tiempo y luego la sucedió la Sra. Celia de Sabadini, la seño “Chela” que estuvo treinta años y se jubiló allí. Primero a caballo, con el tiempo en un sulky para ir todos los días a la escuela”.
De este colegio, por pequeño que parezca, hay mucho por contar, y lo haremos pronto.
Por ahora, solo queremos rescatar a nombres como los de Graciela Monti de Carraro que fue maestra allí durante 18 años. O María de Panizza, por ejemplo. Roxana Capra se inció en este colegio (con una historia familiar que también contaremos pronto). Y como ellas, tantas otras docentes como la actual directora Liliana Arias,que estuvieron y están poniéndole el pecho a la educación pública desde ese hermoso rincón que es La Isla.
Nilda Zárate sigue reuniendo imágenes en su memoria: “Para todos, la escuela fue nuestra vida. En mi caso fui alumna y colaboradora. La escuela nos formó. Allí hicimos amistades de toda la vida, conformamos un cuerpo de baile, aprendimos a leer y a valernos en la vida”.
El tiempo y los avatares políticos hicieron que la escuela estuviera cerrada algunos años. En 2021 volvió a abrirse y hoy enseña y contiene a una decena de chicos que no conocen quién fue Evita, poco saben lo que es la Unión Ferroviaria. Pero que crecen en esas aulas que alguna vez, allá por 1946, la llamada “abanderada de los humildes” inauguró con su presencia y su acción política en un viaje que incluyó inauguraciones también en la Colonia y en Alta Gracia,con su Policlínico Ferroviario.
Cosas Nuesras agradece a la Directora de la Escuela, Liliana Arias por habernos abierto las puertas y el archivo fotográfico. A las autoridades de la Colonia Ferroviaria por brindarnos información y buen trato. Y especialmente a Nilda Zárate por sus recuerdos y su amor incondicional hacia esta humilde y hermosa escuela de La Isla.
Jugar a los autitos rellenos con masilla y con gomas de tapas de penicilina fue uno de los pasatiempos preferidos de nuestra niñez de barrio.
Hoy el "Nacio" cumple nada menos que 75 años de vida. En Cosas Nuestras nos sumamos a los festejos contando parte de su rica historia.
La idea es siempre brindarle más a nuestros seguidores. Por eso ahora también tenemos un canal de Youtube.
A veces una foto, por ajada que esté, por vieja que parezca es toda una postal de un acontecimiento. Y a partir de esa imagen, la foto misma dispara recuerdos e historias que están muy bien guardadas en la mente colectiva.