Alta Gracia es una ciudad “tuerca” por excelencia, y mucho en esto tuvo que ver Danilo Bonamici. Porque en la galería de grandes ídolos deportivos de estas tierras, debiera ocupar un lugar de privilegio.
UN "PERRO" QUE MORDÍA... Y TE PEGABA POR TODOS LADOS
“Yo voy a ser famoso”, le dijo a su maestra aquel pibe que apenas tenía 10 años y que -una vez más- era retado por sus travesuras. El tiempo haría que la Señorita Judith viera crecer a ese niño, y leer en los diarios que finalmente Daniel Bernabé Murúa había cumplido su meta.
Alta Gracia Deportiva14 de septiembre de 2020juan carlos“Yo voy a ser famoso”, le dijo a su maestra aquel pibe que apenas tenía 10 años y que -una vez más- era retado por sus travesuras. El tiempo haría que la Señorita Judith viera crecer a ese niño, y leer en los diarios que finalmente había cumplido su meta.
El pibe era Daniel Bernabé Murúa. El “Perro”, el vecino de barrio Córdoba que iba a la escuela San Vicente de Paul y que soñaba con ser boxeador, hoy nos cuenta su historia: "De pibe ya tenía claro que quería ser boxeador, y a los 15 años empecé a entrenar con Repossi. Debuté en Despeñaderos un tiempo después. Esa noche gané por puntos”.
Tuvo 45 peleas como amateur. En aquellos tiempos, compartía gimnasio entre otros, con Maro Chávez y con el zurdo Polanco.
Daniel debutó como profesional a los 17 años y luego, un problema de riñones le hizo dejar el boxeo por un par de años. Lo mejor estaba por llegar.
Armar los bolsos
Al cabo de un tiempo, decidió mudar sus entrenamientos a la ciudad de Córdoba. “Viajé desde el 75 al 80 a dedo a Córdoba, a entrenar con Roque Mercado en el Córdoba Sport. Entrenábamos debajo de la tribuna y luego nos fuimos al Club Alem, y más tarde al Club San Lorenzo”. Luego se fue a Carlos Paz y después a Villa María.
Debutó como profesional en el Gimnasio del Parque Sarmiento, en Córdoba frente a Alejandro Flores. Fue un 20 de febrero de 1976 y ganó por puntos en fallo dividido.
Su gran carrera estaba comenzando. De la mano de sus maestros, Daniel fue escalando y llegó el turno de pelear por la corona provincial.
En Carlos Paz se consagró Campeón Provincial. “Me avisaron el miércoles que tenía que pelear el sábado por el título Provincial de los Medianos livianos. Hacía poco había vuelto de la colimba y había hecho dos peleas a ocho rounds. Fue cuando me ofrecieron pelear por el título con Alberto Castillo, de Río Tercero que era tercero del ranking argentino. Acepté”.
Y sigue narrando: “Peleamos en Carlos Paz, en Stadium organizado por Rubén Roiz y Giordano. “Gané por puntos, como prácticamente todas. Ese era mi estilo”.
Y hablando de estilo: “Yo no era un noqueador, yo tenía técnica. Boxeaba, y para algunos eso no era negocio”. Pero sí era negocio para quienes amaban el buen pugilismo. Técnica depurada y excelente estado físico le permitieron ir escalando a nivel nacional.
El “Perro” fue Campeón Provincial y estuvo ahí de coronarse como titular Argentino.
Defendió unas cuantas veces su corona provincial. Algunas de aquellas peleas fueron en nuestra ciudad. Colón y hasta Central lo vieron transitar el ring con su boxeo elegante. En Alta Gracia enfrentó a Omar González, a Frías y al Pato Agüero entre otros.
Luego de unas cuantas defensas, perdió el título ante “Garrafa” Albarracín (le ganó por puntos), para recuperarlo un tiempo más tarde. “Fui a recuperarlo a Vicuña Mackena y lo gané muy bien, le pegué un paseo bárbaro. Me retiré Campeón”.
Por el país
“Peleé en todo el país. Recorrí todas las provincias. Peleé tres veces en el Luna Park en tiempos en que no era fácil llegar a ese escenario”.
En el Luna peleó entre otros Juan Domingo Malvarez quien llegó como Campeón Argentino y Sudamericano de la categoría. Fue un combate épico, que terminó perdiendo en las tarjetas, pero que le valió el reconocimiento del público y de la prensa especializada.
Junto a Falucho Laciar y Gustavo Ballas, dos símbolos de una gran época del boxeo argentino.
El título Argentino le fue esquivo por muy poquito. “Hice la eliminatoria con Faustino Barrios”. “Aún se oyen los aplausos”, tituló el diario al otro día, hablando de lo espectacular que fue el combate. Pocos días después llegaba la gran oportunidad: “Cuando peleé por el título argentino perdí con el peor. Con Vizcaya. Luego, le gané seis veces pero ese día no pude. Llegué pasado de entrenamiento, que es peor que no tener entrenamiento y no pude. Esa noche no le pegué ni una”.
La carrera de Daniel fue tan importante como estudiada. “Yo tenía como meta pelear hasta los 33 años si no perdía por nocaut o por abandono. El día que perdiera por la vía rápida me retiraba, pero nunca fue así. Las que perdí, las perdí en las tarjetas”.
La última pelea
Cuando me vine de Villa María le dije a Alcides Rivera: “hago mi última pelea y no peleo más”. Entrené unos días acá y me fui a pelear a Corrientes. El rival era muy malo. Le entré a pegar por todos lados hasta que me dio lástima porque no sabía ni poner las manos para defenderse. Los jurados dieron empate (risas)”.
Luego de tamaña performance en el boxeo, Daniel se para en lo alto de su experiencia para definirse: “Nunca me quedé parado en el ring. Siempre tuve un muy buen estado físico. Yo pegaba y salía”.
A lo largo de su carrera recorrió el país y hasta hizo un combate en Trujillo, Perú. Ganó, empato y perdió. Como todos, como en la vida. Pero siempre dejando en claro que tenía un estilo depurado que era digno de cualquier buen espectáculo.
Nunca fue un nockeador, es cierto. Pero lo suyo fue hacer gala de una técnica que pocos tuvieron.
““Mi mejor pelea tal vez haya sido ante Faustino Barrios en Villa María. Las peleas con él fueron espectaculares. Los dos íbamos para adelante y aguantábamos”.
Murúa formó parte de una generación dorada del boxeo local. Entre otros Polanco, Chávez, Falucho, Alberto y Carlitos Cortés, por nombrar algunos. “Carlitos era Campeón del Mundo y nunca se enteró. Un pena porque era un fenómeno. Fue el que más llenó como boxeador. Alberto fue tremendo y tuvo la mala suerte de tener monstruos mundiales en la categoría en ese momento”.
Tiene un ring armado en el patio de su casa. De vez en cuando, algún pibe llega para pedirle que lo prepare. “Lo que pasa es que no les gusta entrenar. Vienen y apenas los aprieto, no vienen más”.
La charla termina con una enseñanza que le dio su experiencia: “En el boxeo, lo más importante es la respiración y las piernas. Si no sabés respirar y se te acabaron las piernas, los brazos los tenés de adorno”.
Todo dicho. Gracias, Campeón.
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