


LA FAMOSA E IMBATIBLE "QUINTA" RIVER
Cuando el fútbol se jugaba sólo los fines de semana y la televisión era casi ciencia ficción, en Alta Gracia hubo unos pibes que “la descosían” y concitaban la atención de todos los amantes del fútbol.
Alta Gracia Deportiva04 de septiembre de 2020
juan carlos
Cuando el fútbol se jugaba sólo los fines de semana y la televisión era casi ciencia ficción, en Alta Gracia, y más precisamente en barrio Gallegos hubo unos pibes que “la descosían” y concitaban la atención de todos los amantes del fútbol.
A lo largo de la historia de cualquier club, hay mojones ineludibles, y si uno se pone a revisar, siempre encuentra alguno de ellos.
Es como si un imaginario libro (aún) no escrito tuviera un señalador en una página determinada que nos dijera: “aquí hay que detenerse”.
Meterse de lleno en lo que fue la vida del viejo y glorioso River Plate de Alta Gracia seguramente para muchos llevará a enumerar a grandes jugadores surgidos de sus filas o que vistieron la casaca de la banda roja. Muchos hablarán que fulano era un fenómeno o que mengano “la rompía”.
Otros, recordarán su cancha ubicada en medio del monte de espinillos donde la Lucas V. Córdoba empezaba a transformarse en ruta, allí cuando terminaba barrio Gallego y empezaba el campo. Los más memoriosos asegurarán que estaba donde hoy está la Escuela Cura Eledoro Fierro, del ahora Barrio Sabattini.
Algunos, los más nostálgicos, hasta se darán una vueltita por allí para encontrar todavía el árbol que servía de sombra y guarida para el bufet.
Pero todos. Absolutamente todos los que peinen canas y hayan transitado las canchas de nuestra vieja y querida Liga se encontrarán en un punto de su relato: aquella famosa Quinta División de River de los años sesenta.

La extraordinaria Quinta División de River de los sesenta. Haciendo memoria, arriba: Nino García, Ciro Altamirano, Juan Ibos, Jorge Casajús, Carlos Cíntora, Salvador “Chiquito” Freytes y el gran Pepe Fuentes. Abajo: Alberto Soler, “Cuqui” Ramallo, Juan Loschiavo, “Toto” López y Máximo Contini.
¿Por qué fue tan famosa?
Porque daba espectáculo cada partido. Porque estaba conformada por pibes de barrio con alma de potrero. Y porque aquellas camadas de jugadores no perdieron un partido a lo largo de 5 años (si, leyó bien, cinco años).
Si uno charla con Chuchi Mazzochi, nos cuenta que “Estábamos en el Parque Infantil con “los burreros”, que eran los hermanos García (alquilaban burros allí y en el Parque del Sierras), con Chiquito Freytes, el Coqui Ramallo y varios más. Armamos un equipo para los campeonatos que organizaba el Maestro Bútori frente a la Iglesia primero y que luego se mudaran a la calle Lozada frente al Colegio Nacional y por último a la calle de la escuela de las monjas. Formábamos el Belgrano Athetic, que así se llamaba. Ese fue el origen de ese grupo que luego fue la Quinta de River”.
Postales de ayer
Las viejas fotos que algunos todavía guardan en sus armarios y que uno se empecina en sacar a la luz muestran a un grupo de pibes despeinados y en edad que nada te importa más que jugar a la pelota, divertirte y hacer de la vida un carnaval.
Hoy señores de canas, claro. Con sus vidas organizadas, son padres, abuelos. Pero por aquellos inicios de los sesenta, chiquilines de doce o trece años con todos los sueños por delante y una pelota en los pies.
Los escenarios… la ya mencionada cancha de River. La “leonera” de Banfield, la cancha de Colón, las tribunas de cemento de Sportivo, la difícil cancha de Tigre… fields algunos de ellos casi sin alambrado, de tierra dura y poco pasto que nunca fueron inconvenientes para que maravillaran a todos cada vez que jugaban.
Hablando de Tigre…
Dicen quienes lo vivieron que el gran rival que tuvo aquella famosa “Quinta” de River fue Tigre. Tanto que “cada vez que nos enfrentábamos, juntábamos más gente que los partidos de Sportivo por Liga Cordobesa. Iban los hinchas de todos los equipos a ver los partidos con Tigre, que también tenía un equipazo donde jugaban entre otros los hermanos Villarreal, el “Pato” Ramírez, “Pipo” Núñez, el “Cabezón” Ceirutti que era el arquero. Eran partidazos siempre.”, continúa rememorando Mazzochi.
Por barrio Gallego…
Por las callecitas de tierra de barrio Gallego hubo un hombre que fue todo en River. Se llamaba “Pepe” Fuentes y durante décadas fue el alma mater del club. Presidente, delegado, utilero, técnico, absolutamente todo fue Pepe para “su” River. Y mucho (por no decir todo) tuvo que ver con la conformación de aquel gran equipo.

Pepe Fuentes, genio y figura. Alma mater de River y de aquel maravilloso equipo.
Si no, que lo cuente uno de sus protagonistas, “Chiquito” Freytes: “aquel equipo de pibes que jugábamos en los torneos de Bútori también armamos un equipo para jugar en un campeonato en los Curas (Salesianos). Barrio Parque lo llamamos. Hasta allá nos fue a ver Pepe y nos convenció que jugáramos federados para River en la Liga. Todavía recuerdo que un día nos cargó a todos en el camión de caja roja de Expreso Fuentes y fuimos a firmar a la Liga. Pepe fue un fenómeno que enseguida se dio cuenta lo que podíamos dar. Con ese grupo de pibes jugamos los años de Quinta y luego subimos directamente a Primera.”
Más allá de los orígenes, la memoria colectiva registra sus memorables partidos y la forma que marcaron el fútbol de Alta Gracia de los años sesenta. Ese mismo grupo consiguió, ya más maduro, el título de Primera División para River en 1966, por ejemplo.
Eran pibes. Fueron grandes. El fútbol de nuestra ciudad los recuerda con cariño y admiración.


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