EL "PELUSA" DE ALTA GRACIA

Alta Gracia Deportiva26 de julio de 2021juan carlosjuan carlos
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Hace más de medio siglo, un pibe surgido en los potreros de barrio Gallego y formado en el fútbol de nuestra Liga Santa María, llegaba al fútbol grande, firmaba para Belgrano y empezaba a escribir una importante página para nuestro deporte.

Sentado frente a un café, a José Ibos se lo ve como un tipo que ha disfrutado de lo que hizo toda su vida. El futbolista quedó atrás hace tiempo, pero sigue viviendo en su corazón.

José Ibos era el “Pelusa” desde tiempos que ni él se acuerda. Y eso que su memoria es casi prodigiosa a la hora de recordar nombres, compañeros de equipo y partidos importantes. Hoy tiene 72 años y como si nada. Su vida de deportista hace que siga jovial y con ganas de trabajar por los demás. “Pelusa” nos cuenta su vida. Vale la pena conocerla:

“Arranqué a los 15 o 16 años en River de Alta Gracia. Tenía edad de Quinta o de Cuarta, pero me vieron condiciones y con esa edad jugué directamente en Primera. Eran tiempos en que se jugaba muy bien al fútbol. Había muy buenos jugadores. La Liga era dura, pero se respetaba a los que más sabían”.

Eran los primeros pasos del “Pelusa” Ibos de lo que terminaría siendo una rica trayectoria en el fútbol local, provincial y nacional.

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“Teníamos un cuadrazo ese año 1960. Estuvimos ahí de salir campeones. Arqueros, hubo tres: primero estuvo Felipe Melano, luego Rodolfo Talamonti y finalmente llegó Fernández;  fue uno de los mejores equipos que tuvo River. Formaba con Fernández; López (un soldado que venía de La Quintana), Ianuzzi, Fraga. Juan Arana, “Pepino” Gonelli; “Chupete” Godoy (que venía de Belgrano), de ocho jugaba yo, Moio, y luego dos paraguayos, Espíndola y el otro que no me acuerdo el nombre”.

Pero su primer capítulo en River de barrio Gallego no duró mucho. Sus condiciones hicieron que Chacarita Juniors quisiera llevárselo a Buenos Aires. Pero no quiso. Sus dieciséis años lo llevaron a no irse tan lejos.

“Luego que no quise ir Buenos Aires, vino a buscarme Belgrano. Ahí tuve de técnico a Dardo Lucero, una de las grandes glorias que tuvo Belgrano. Jugué con la “Porposa” García o con Fumero, que volvía de River; estaban además Rodríguez, el “negrito” Tapia, el “cabezón” Merlo, Contardo, Rogelio Cuello, la “Chiva” Altamirano y el “Chochi” Chávez entre otros. También estaba el “Pucho” Arraigada, ya en sus últimos tramos de la carrera, César Brion, Chiatti, que llegó de Las Palmas. Según qué partido, Lucero nos ponía en Primera o Reserva”.

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En Belgrano compartió equipo con “Chochi” Chávez, un exquisito jugador surgido también en las canchas de la Liga Santa María. “Chochi” llegó desde Palermo.

 “Me tocó la colimba y me mandaron a Puerto Belgrano. Ahí jugué mientras estuve en el servicio, unos seis meses porque hice el curso de radarista y me trasladaron al buque 9 Julio (gemelo del Belgrano, que hundieron durante la guerra). Tuve que navegar así que no pude jugar por un tiempo largo. Cuando volví y me dieron la baja, me tentaron a que siguiera jugando allá, pero decidí volverme a Alta Gracia y acá volví a River, mi club de origen”.

Comenzaba una nueva etapa. Otra vez Alta Gracia, nuevamente Córdoba. Porque no pasó mucho tiempo para que volvieran a fijar en el “Pelusa” a la hora de reforzar planteles.

“En River no jugué mucho tiempo, que vino a buscarme Sportivo Alta Gracia para jugar en la Segunda Ascenso de Córdoba. Vino el Gordo Vrech, que era el presidente y me hizo una oferta de una buena prima. Sportivo fue el club que mejor me pagó en mi carrera. Fui y nos salvamos del descenso. Era el año 1961 y la temporada siguiente volví a River donde no alcancé a jugar porque me vendieron definitivo a Avellaneda, también en el ascenso de Córdoba. Recuerdo que fui a Avellaneda junto con el “cabezón” Windauer; nos llevó Atilio Corvalán”.

Estando en Avellaneda se dio una circunstancia bastante particular. La cuenta Pelusa Ibos: “cuando Talleres vende a Daniel Willington a Vélez, me entero que Avellaneda nos vende a mí y al “Turco” Amado a Talleres. Cuando me entero, no fui a jugar más. No quería ir a Talleres, yo había jugado en Belgrano y ni loco iba a Talleres”.

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Lo que siguió en la carrera futbolística de Ibos fueron partidos en el interior provincial, viajando los fines de semana y ganando unos lindos pesitos que siempre ayudaban. Luego, la etapa del Anglo Viejo, La Mosca Loca, Los Picapiedras y –fundamentalmente- Los Mandingas. “Actualmente sigo con el grupo de muchachos de Mandingas. Somos un grupo de amigos de muchísimos años.”

La etapa de futbolista profesional había finalizado, pero siguió abrazando al deporte que tanto amó, ahora rodeado de la amistad de su gente.

Paradójicamente, luego de haber estado identificado tanto tiempo con River, finalizó su carrera en la Liga jugando para Palermo. Fue a pedido de su ex compañero y amigo, “Chochi” Chávez, que dirigía al club de la franja. Allí, a los 36 años jugó “de cinco” hasta que decidió que no era edad para jugar al fútbol sin entrenar demasiado. Igualmente, fue su último capítulo como jugador federado.

Pero hablando de amigos, el fútbol le dio unos cuantos al “Pelusa” Ibos: “la Chiva Altamirano era un fenómeno, Hugo Puebla con quien siempre andábamos juntos, el Cabezón Merlo… en general casi todos porque cuando uno anda derecho en la vida, se llena de amigos”.

Hoy, la vida de José “Pelusa” Ibos pasa por colaborar en el Centro de Jubilados, compartir momentos y recuerdos con los amigos de toda la vida y sentir que aún le queda mucho por dar a su gente.

Detrás, quedó una historia de futbolista que habla de un jugador que le pegaba bien con las dos piernas, que hizo goles en el superclásico cordobés, que anduvo por el país representando a Alta Gracia y a su fútbol. Un jugador querido y querible surgido de las calles de tierra y los potreros de barrio Gallego y que fue escribiendo un capítulo ineludible de la historia grande de nuestro fútbol.                 

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“Jugando para Belgrano el clásico ante Talleres hice un gol al minuto de partido. En ese entonces, la firma Visconti, Manzi y Tagle daba un premio en efectivo para el que hiciera el primer gol del partido. Al domingo siguiente salí a la cancha de Belgrano contra Los Andes y me llamaron por los parlantes para que fuera a recibir el premio.”

EL PELUSA EN FRASES 

“Yo vestí la camiseta de Talleres una tarde, aunque no alcancé a entrar. Estaba yo jugando en Belgrano para jugar con Talleres, que tenía de técnico a Rodolfo Bútori. Este le pidió refuerzos a Belgrano para el partido (eran otros tiempos). Fuimos cuatro: la “Porposa” García, “Paco” Fuentes, la “Chiva” Altamirano y yo. Pero no jugamos porque se levantó una tormenta tremenda y el partido no pudo jugarse”.

 

“El mejor jugador con quien compartí equipo fue Moío, acá en River. Jugaba bien y te hacía jugar bien. Un fenómeno. El complemento ideal. Estuve al lado de muchos buenos, pero como Moío, ninguno.”

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“Siempre me gustó enfrentar a los más duros. Y acá había muchos. Palermo lo tenía al “Negro” Cardozo, Montivero estaba en Colón, estaban los Iriarte y el “Cabezón” Núñez en Banfield. Eran todos tipos muy fuertes pero me gustaba mucho enfrentarlos, no les tenía miedo a pesar que era pibe. Me divertía. Además, eran fuertes pero leales”.

 

“La Liga en Alta Gracia era muy competitiva. Tenías a River, Palermo, Sportivo, Banfield, Colón, Tigre, Independiente, el Cerro, Estrellas, Alianza y Unión de Despeñaderos, Martín Ferreyra de Malagueño. Todos con muy buenos jugadores, que en varios casos trascendieron y jugaron en Córdoba”.

 

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