
Siguiendo con escritos de periodistas y amigos de Alta Gracia, hoy nos toca reflejar lo que alguna vez publicó Cristian Moreschi en uno de sus libros "Caminos de la Historia". Gracias Cristian por permitirnos compartirlo.


juan carlos
El famoso recopilador de relatos de Alta Gracia, Gumersindo Jacobo (S), recordaba en su libro nunca publicado, “¡Y se fueron todos!”:
“Eran las diez de la mañana y hacía calor en Alta Gracia. El sulqui me trajo de la estación hasta la esquina de la plaza, frente a la Casa del Virrey. Al lado de la municipalidad, estaba el hotel donde busqué alojamiento, y cruzando la calle, el reloj con cuatro cabezas que se dan la espalda con descortesía.
Caminé por la calle de tierra haciendo equilibrio entre la piedra tosca y la vereda que elevaba el edificio de adobe y ladrillo por encima de la gente; subí por la escalera de mármol e hice sonar la campanilla de plata para llamar a los dueños que me atendieron amables y apacibles, como todo a esa hora en el pueblo. Me alojé en una amplia habitación de planta alta.
De sus ventanales coloniales se veían los caballos zapateando y abonando el suelo, atados a sólidos postes de quebracho con argollas herrumbradas. Más arriba, a izquierda, las viejas construcciones jesuitas de la casa del Virrey y la Iglesia. La tierra nos abrazó con una leve brisa de polvo y guano; los mateos esperaban pasajeros desde la sombra de los paraísos de ese agobiante día de verano y sobrevolaba la esquina un tenue aroma de glicinas que se perdía ligerito cuesta abajo, a la estación del tren”.
Gumersindo respiraba poesía en todos sus relatos. Luego prosigue: “Caminé. A medida que bajaba, escuchando el canto chillón de los gorriones, una nube gris se desprendió del piso y me envolvió transportándome al espacio”.
Su imaginación era proverbial. Después agrega:
“Desperté frente a un tribunal que investigaba el asesinado de un hotel. Los jueces, viejos sabios escritores de la historia de los pueblos, no lo podían creer. Me acusaron de ser testigo y no haber hecho nada para impedirlo.
Mostraron fotografías del asesinato: un espacio vacío al lado de la municipalidad. No se podía negar. En las fotografías siguientes descubrí otros detalles: no estaban los árboles, la calle, los pájaros, la gente calma.
Bajé la cabeza y me declaré culpable de complicidad por alterar la historia. Solo dije en defensa de las generaciones que me precedieron, que el hotel El Virrey tal vez murió de pena como otros en Alta Gracia”.
Decididamente, Gumersindo era un nostálgico.

Siguiendo con escritos de periodistas y amigos de Alta Gracia, hoy nos toca reflejar lo que alguna vez publicó Cristian Moreschi en uno de sus libros "Caminos de la Historia". Gracias Cristian por permitirnos compartirlo.

El amigo y seguidor de nuestra página, Yaco Bijman (1) nos acercó esta hermosa pintura literaria de época, y no podíamos dejar de compartirla con ustedes. Alta Gracia, año 1941... Gracias, Yaco!!

Galería de ídolos. Recordamos a uno de los grandes del mejor tiempo de Sportivo Alta Gracia. El "Babita" dejó una marca indeleble en la memoria de los hinchas del fútbol de nuestra ciudad.

Su nombre fue Yolanda Viel de Montamat. Pero todos la conocían por “Yaya”.

Quienes contamos ya unos cuantos años tenemos vivo el recuerdo de cuando "se sorteaba" quién hacía la colimba y quién se salvaba.

Entre las memorias gastronómicas más queridas de Alta Gracia figura, sin ningún lugar a dudas, la recordada y añorada lomitería “Chapucha”.

Febrero y sus encantos estivales. El verano de Paravachasca trajo visitantes ilustres a nuestras tierras cuando nacían los años sesenta.