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Diciembre de 1983. Luego de la noche negra de la dictadura, el país volvía a respirar aires democráticos. Alta Gracia lo celebró a lo grande.
Las canteras del Cerro fueron todo un símbolo de Alta Gracia. Fuente de trabajo para muchos, de sus entrañas salieron las piedras que se transportaron a todo el país. Muchos recuerdos se agrupan en torno a su nombre.
Fernando Borges, en definitiva el alter ego de Fernando Ingratta, consiguió llegar a lo más alto del firmamento artístico y musical del país y el continente. Las mujeres se emocionaban hasta el alarido por él cada vez que cantaba, y al resto de los mortales no le quedaba otra que admirarlo y respetarlo.
Fue, durante años, un símbolo del corazón mismo de la ciudad.