FIDEL HEREDIA, MAESTRO DE LA CANCHA Y DE LA VIDA

Fidel Heredia fue directivo, delegado, técnico, maestro, padre, confesor, hermano de cada pibe que transitó por su vida vestido de jugador de fútbol.

Alta Gracia Deportiva 25 de julio de 2020 juan carlos juan carlos
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Fidel fue un símbolo. Un ejemplo de lo que debe ser un dirigente. Tal vez porque fue mucho más que eso. Fidel Heredia fue directivo, delegado, técnico, maestro, padre, confesor, hermano de cada pibe que transitó por su vida vestido de jugador de fútbol.

Porque para Fidel, los pibes nunca fueron jugadores de fútbol en miniatura. Fueron seres humanos a quienes había que educar y enseñar. Y para ello utilizaba el fútbol, que a muchos de aquellos pibes les dio las herramientas para ganarse la vida años más tarde.

Su carrera como futbolista, si bien no lo tuvo en los primerísimos planos, habla de un delantero de los de antes. Un wing de esos que hoy se extrañan porque forman parte de los puestos que el fútbol moderno ha hecho desaparecer. Empezó en Palermo y terminó su carrera con los cortos en Colón, defendiendo la albiazul hasta que decidió enseñar.

Y allí comenzó a recibirse de grande. Pero de grande de verdad. 

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Fundó el Club San Martín, que aún hoy sigue siendo un bastión del fútbol infantil de Alta Gracia. Camiseta celeste para salir a las canchitas de nuestro Baby y ganar todo o casi todo lo que disputó.

Dirigente vehemente, con la decisión que sólo es patrimonio de aquellos que están convencidos de lo que hacen, Fidel formó jugadores y formó hombres a través del fútbol. Su obra se sostiene en el tiempo al igual que su figura para todos quienes lo conocieron.

A ver… jugar en San Martín en tiempos de Fidel era como saber que estaba “ahí” de dar el salto al fútbol grande.

Aquella ya mítica Selección de Alta Gracia que ganara el Campeonato de Canal 12 en 1971 abrió las puertas para que decenas de chicos de nuestra ciudad fueran a jugar a Racing de Nueva Italia. Algunos llegaron y fueron figuras internacionales, otros simplemente llegaron, los hubo quienes se quedaron en el camino. Así es el fútbol, claro. Pero todos ellos se diplomaron de buena gente. Y en eso, mucho tuvo que ver Fidel.

Los últimos años de su vida trabajó para el Deportivo Norte, haciendo lo que más le gustaba: enseñar a los más chicos en divisiones inferiores. Campeón con Sexta División, al año siguiente hizo lo propio con la Quinta y hasta se dio el gusto de dirigir Primera algún partido.

Cuando lo alcanzó la muerte, uno se quedó con la sensación que aún tenía mucho por seguir entregando y enseñando en nuestras canchas.

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Fidel Heredia fue el alma mater de aquella Liga de Baby Fútbol de Alta Gracia, semillero de grandes jugadores. Dejó su impronta para que otros siguieran su camino, en base a enseñanzas y a ser siempre generoso con su conocimiento. Pero como suele ocurrir con este tipo de personas, el conocimiento era sólo una parte de su personalidad. Tenía ímpetu, tenía “ángel”, era un tipo convencido que convencía. 

Merecidísimo homenaje a alguien difícil de olvidar.

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