Una foto dispara recuerdos y nadie los puede parar. Es así, uno publica una fotografía y enseguida la memoria se activa.
Alta Gracia en tiempos de rock
Cuando el rock se adueñó de los escenarios. Los Encuentros de Músicos Contemporáneos marcaron a fuego el inicio de la década del ochenta en Alta Gracia.
Cosas NuestrasEl domingojuan carlosCuando el rock se adueñó de los escenarios. Los Encuentros de Músicos Contemporáneos marcaron a fuego el inicio de la década del ochenta en Alta Gracia.
Los años ochenta fueron de transición en muchos aspectos en nuestro país. Lo musical no estuvo ajeno a los vaivenes políticos de nuestra patria y en Alta Gracia también pasaron cosas importantes.
Entre los últimos estertores de la dictadura y los primeros pasos de la democracia, germinaron en nuestra ciudad una serie de festivales de rock que quedaron en la memoria popular.
Si bien antes habían existido intentos por hacer ver esta cultura emergente musical y culturalmente, estos fueron los primeros encuentros organizados y con conceptos de reunir a la mayoría de los que curtían esta música, con ánimo de prolongar en el tiempo los festivales.
Así, le dieron micrófono y escenario a quienes tenían algo para decir, algo para expresar. “Encuentro de Músicos Contemporáneos” fue el nombre elegido, y Francisco “Pancho” Caligiuri, Esteban Molinari y Juan De Césaris, sus gestores.
“En la vieja RA1 Radio Alta Gracia hacíamos ´Juventud y Música´ donde Juan hacía la dirección musical y yo conducía. Era escuchar y difundir buena música, que no sonaba en todas partes”, cuenta Pancho sobre los inicios.
De allí surgió la idea de organizar, junto a Esteban Molinari el primer Encuentro.
“Yo estaba en Quinto Año del Nacional, era un pibito”, dice Esteban, quien también le da crédito a Daniel Olobardi, por entonces profesor del Nacional: “Sin Daniel no se hubieran podido hacer. Fue el soporte institucional y humano para poder entrar el Colegio y hacer los festivales”.
La primera edición
Fue el 17 de abril de 1982, en el Club del Colegio Nacional (luego Bingo y desde hace tiempo Salón Municipal Belisario Roldán). Con entrada libre y con bufet para los chicos del colegio y su viaje de estudios.
En aquel mítico primer encuentro hubo solo gente de Alta Gracia en el escenario. Merecen ser nombrados, claro está: Pablo Lobos, Marcelo Petronio, José Luis Delbazi, el dúo Lauricella - Quintana y el Grupo Interior (Carozo Fernández, el Sapito Barrandeguy y Cacho López), que era el grupo top de la ciudad. Fue el primer paso, muy informal, pero paso al fin.
Dos por uno
En 1983 se organizaron dos encuentros. Uno en mayo y otro en setiembre, para la primavera.
El locutor y periodista cordobés Rubén Alvaraz fue el padrino. Se transmitieron segmentos (vía telefónica) para LV2, y se sumaron nombres al escenario, como los de Claudio Comari junto a Verónica Huber, o Daniel Salas con Raúl Longo.
Se dio el debut, con tan solo 13 años, del querido Santiago Ortiz. Tocaron los también locales Interior, Reunión, Vida, Epoca y desde Córdoba llegó el Gordo Cueto con “Año Luz” para estrenar “Quién se ha tomado todo el vino”, en versión blues.
En el tercer Encuentro, entre otros, se presentaron Elida López junto a Pucho Ponce (hoy bajista de Los Tekis) y los locales Némesis (José Luis Baranelli, el Negro Rubén Morardo, José Luis Delbazi y Alejandro Barragán), que sonaba muy, pero muy bien.
“Los músicos mutaban de grupo rápido. De pronto uno estaba en uno y al rato subía al escenario acompañando a otro. Ese era el espíritu, crear un espacio para contener a aquellos que sentían hacer algo distinto”, sintetiza Francisco resumiendo lo que se vivía en aquellas ediciones, y que formaba parte de la historia que se estaba escribiendo.
Crecer, siempre crecer
Porque la idea siempre fue promover una movida cultural que fuera incluso más allá de lo estrictamente musical, la cuarta edición tuvo complementos que ampliaron aún más los límites de la propuesta.
...Y se vino el cuarto
Porque cada vez la propuesta crecía más y más, hubo más gente involucrada.
Así, se convocó a artesanos, hubo exposición de fotos, obras de teatrom muestras de poesía, y arriba del escenario se sumaron JAM (de Córdoba), junto a los locales de La Nave, Pablo Lobos, Walter Correa y el grupo Péndulo, entre otros.
A esta altura de las cosas, aquellas casi travesuras de locos soñadores estaba creciendo, había echado raíces y trascendía fronteras. Por eso cada vez más los grupos y solistas de Córdoba querían estar, subirse al escenario, decir presente.
Principio y fin
La Quinta edición del Encuentro de Música Contemporánea fue la primera organizada en democracia y, paradójicamente, la última de todas.
“Fue la más grande, duró dos días y se hizo en el Tajamar, con el palco ubicado en el agua y usando de gradas el terrreno mismo”, cuenta Juan De Césaris. Este festival se organizó en forma conjunta con la Secretaría Municipal de la Juventud. Se cerró el predio del Tajamar, se cobró entrada y fueron convocados Centros Vecinales y Centros de Estudiantes, que pusieron sus kioscos.
Subieron al escenario, entre otros, Santiago Ortiz, Presente, Pablo Lobos, el Flaco Correa, Paso a Nivel (Pablo Lobos, Jano Avila, Pato Liberali y Federico Lorusso) que tenían unos equipos de otro planeta. También Cacho López, José Luis Fernández (de Córdoba), Roberto Maldonado Costa, Posdata, la Small Jazz Band, Mundo Nuevo, JAM y Divagues.
“Puertas para afuera salió bien, pero vimos que la cosa se quiso politizar y nos negamos rotundamente a que ellos ocurriera; eso generó diferencias, por lo que decidimos no volverlo a hacer”, cuenta Caligiuri.
Lo cierto es que un festival, que parecía impensado en dictadura, increíblemente tuvo su final cuando en teoría debía tener mayor apoyo y difusión.
Como sea, los Encuentros fueron un hito en Alta Gracia y le sirvieron, para poder expresarse, a muchos jóvenes en aquellos tiempos de mordaza. Para otros fueron el primer paso en sus carreras. Para la ciudad, un mojón ineludible a la hora de hablar de su cultura popular.
“Lo hicimos porque sentíamos que debíamos hacerlo. Lejos estuvimos de ganar dinero pero nos divertimos y demostramos que se podía. Tal vez recién con el paso del tiempo tomamos real conciencia de la importancia que tuvo lo que hicimos con aquellos festivales”, coinciden en afirmar Caligiuri, Molinari y De Césaris poniendo el tema bajo la lupa de los años.
“Tengo que comprender, no es eterna la vida” (Vox Dei)
Cuando se decidió que el Encuentro no se volviera a realizar, los organizadores cambiaron el rumbo.
Mientras Esteban Molinari fue a la colimba, Francisco Caligiuri y Juan De Césaris crearon una Cooperativa de Músicos de Alta Gracia.
Bajo ese sello se organizaron festivales al costado del edificio de la Municipalidad (lo que en su momento fue el Anfiteatro de la Juventud).
La idea fue potenciar a los valores locales para que trascendieran fronteras.
De hecho hubo presentaciones en confiterías locales y en pubs de la ciudad de Córdoba, y algunos de sus temas se difundieron en radios capitalinas.
Con el tiempo uno ve que nada fue en vano. Que se lograron cosas y -fundamentalmente- se le dio espacio a una juventud que lo pedía a gritos.
Los Encuentros tuvieron su gran logro en potenciar a los músicos, a los cantantes locales, pero también a los artesanos, actores, dibujantes y todo tipo de agente cultural de Alta Gracia.
Pucho Ponce: “Siempre fue hermoso tocar en Alta Gracia”
“Pucho” Ponce desde hace unos años es conocido como integrante de Los Tekis. Junto a ellos ha recorrido el país y buena parte del continente llevando su música y su fiesta. Pero su historia musical se remonta a mucho tiempo atrás, es extremadamente más rica de lo que uno piensa y -además- tiene grandes conexiones con Alta Gracia.
“Claro, estuve en el 83 en el Encuentro junto a Hélida (López), fue muy bonito porque era un espacio de expresión de los que no abundaban por esos tiempos”, cuenta Pucho.
Pero también recuerda otros varios pasos por escenarios locales: “Veníamos siempre a tocar acá. Con Hélida, con el gordo Maldonado Costa, con el Grupo Vocal Virrey. Venía siempre de invitado a un ciclo que siempre se hacía todos los miércoles en el bar Satán, frente a la plaza. Con Hélida llegamos de la mano del Flaco Salas. Ahí comenzó mi romance con Alta Gracia”
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