“Pedro Bútori era italiano, bien gringo, trabajador y progresista, de esos que venían a hacer patria”, escribió Mané Carignani
DE LA PROPALADORA A LA RADIO, VIDA Y OBRA DE UN PIONERO
Angel Díaz, uno de los indispensables de la ciudad.
Cosas Nuestras11 de diciembre de 2021juan carlosAngel Díaz nació el 6 de enero de 1922, hijo de Irene Cortinas y de Celestino Díaz. La palabra “pionero” le calza como un traje a medida. Alta Gracia le debe un reconocimiento.
Su padre fue constructor. No tenía estudios, pero era pura práctica, lo que lo llevó a convertirse en uno de los más destacados de la ciudad. Sus padres, españoles. recalaron en Buenos Aires y luego, a Embalse. Ahí trabajó en distintas obras, pero por poco tiempo. Subieron al carro tirado por un buey y por una senda fueron a Santa Rosa de Calamuchita.
Por entonces, Angel todavía no había nacido. De Santa Rosa, a Alta Gracia por el valle que hoy ocupa el dique Los Molinos, para afincarse en nuestra ciudad. Con su profesión de constructor llegó a convertirse en uno de los tres principales de la ciudad por aquellos años. Eran tiempos en que Alta Gracia estaba en pleno crecimiento.
Hacerse hombre a la fuerza
Cuando Angel apenas tenía 11 años, su padre falleció y tuvo que hacerse cargo de muchas cuestiones. Debió salir a trabajar para mantener a su familia. Sus hermanos mayores ya estaban haciendo sus vidas, y él, que era el sexto de los hermanos, tuvo que ayudar a su madre.
Entró a trabajar en Casa Bossi, que estaba en la primera cuadra de calle Liniers. A Don Carlos Bossi lo consideraba su segundo padre. Fue quien le consiguió su primer carnet de conducir cuando solo tenía 14 años e iba manejando camiones hasta Buenos Aires.
También conducía los camiones para llevar material a la construcción del dique Los Molinos. Tuvo que arremangarse bien de pibe. Bossi lo ayudó muchísimo para que él empezara a transitar su propio camino. Fue él quien le vendió el auto y la chatita para que comenzara con su gran pasión. Comenzaba a partir de este este hecho, a escribirse la gran historia de Angel y sus ganas de comunicar.
Angel y los micrófonos
Eran muy amigos del Bebe Dell Anno (en un viaje organizando bailes en Despeñaderos, conocieron a dos chicas de allá y con ellas se terminaron casando). Cuando se puso de novio, ella tenía apenas 15 años. Ella tenía 19 a la hora del altar.
Ir a Despeñaderos por entonces era toda una travesía. Encima en aquellos años de la Segunda Guerra Mundial, no había insumos, no había cubiertas. Si una se pinchaba, le ponían un bulón y una tuerca, y a seguir viaje.
La orquesta se presentaba en varios lugares; Angel Díaz era el locutor y además quien “vendía” y producía la orquesta. Tiempo de tangos, pasodobles, milongas y rancheras. Y siempre, en alguna parte del baile, Angel recitaba La Cumparsita. Armaba el baile, armaba la fiesta. Era el animador de los bailes. Su suegro tenía un salón muy grande con patio y allí se hacían las fiestas en el pueblo. Otro que también lo ayudó mucho y anduvo recorriendo caminos junto a él fue Pepe Persichelli. Ya en 1940 andaba por los pueblos llevando la música de la banda.
Propalación Plaza
Alrededor de 1945 comenzó con el auto sonoro. Era un furgón con el cartel de Propalación Plaza, con un parlante en el techo y Pepe Persichelli asomándose por la ventana, con el micrófono en la mano.
En el año 1953 comenzó con el proyecto de llevar parlantes fijos a las esquinas de toda la ciudad. Era amigo de Vicente Antolín, un ingeniero electrónico de Pergamino que ya tenía algo similar en su ciudad.
Angel comenzaba a hacer historia. Plaza fue la segunda radio de circuito cerrado de todo el país. El propio Antolín fue quien diseñó los equipos expresamente para Radio Plaza, que estuvo siempre en el primer piso de la Galería Aion.
Anécdota: para poder teléfono en la radio, Angel tuvo que comprar el local de planta baja de la galería. Era un negocio de fotografía propiedad de Llamal, que se lo vendió completo, con línea telefónica incluida. El número era el 077, y el teléfono era, obviamente, a manija.
Finalmente, el 15 de marzo de 1954 se inauguró la red fija de altavoces. Iba todo por cable de cobre de 2 mm de poste a poste, agarrados a los postes por crucetas de hierro fabrica- das por Don Persichelli que tenía una herrería. Para darnos una idea, la red nacía en la avenida Belgrano y llegaba hasta el Crucero. Cada 200 o 300 metros había un parlante y el último estaba sobre el arco de entrada a la ciudad.
Otro de los ramales terminaba en la esquina de Mansilla y Franchini en barrio Gallego. En barrio Norte terminaban en la esquina de Agustín Aguirre y Paraguay (almacén de Scatolini). Por el alto, llegaba hasta la entrada del viejo Casino donde aún está el poste de cemento que se utilizaba.
Por barrio Poluyán llegaba casi hasta el arroyo por calle Sofía. En barrio Sur había uno en 24 de setiembre y 3 de febrero, y otro en Mariano Moreno y 3 de Febrero y del otro lado, pasan- do el puente, un parlante apuntando a Villa Oviedo y otro justo frente a La Patricia. Llegó a haber más de 50 parlantes cubriendo toda la ciudad. Para poder tener la concesión, hizo un trato. Angel Díaz fue el encargado de instalar la iluminación por vía blanca a toda la avenida Libertador.
Una sana costumbre
La gente se juntaba debajo de las bocinas a escuchar las noticias. Era lo que había, no existía otra cosa. Además, conectaba con Radio El Mundo, lo que era una sensación por entonces. Porque era propalación, pero también tenía programación propia. El propio Angel era quien se ocupaba de todo.
Uno de los programas más recordados fue “Rinconcito Deportivo”, que originalmente fue conducido por Pessione (“El Pibe Caramelo”), luego lo continuó Pepe Persichelli. Escuchar Rinconcito Deportivo pasaditas las 7 de la tarde era un ritual en la ciudad. La gente que quería informarse se agrupaba bajo los parlantes para conocer las últimas novedades del deporte local y nacional.
Otras de las voces que tuvo aquella primera radio de Alta Gracia: Teresita Macaucas, Teresita Molina, la Sra. De Torossian (que luego fue voz de Canal 10), también Tito Gerlach que venía una vez por mes y grababa las publicidades fijas... O Armando Miguel Montoya, que también grababa publicidades.
Entre los nombres locales que se fueron sumando con los años, hay que mencionar a queridas personas como Pedro Reyna. Más tarde Jorge Kelly y Raúl Barceló que se acercó cuando vino la Fórmula 2 Internacional y se quedó “a vivir” en la radio.
Sin dudas, aquella propalación primero y radio después fue el origen de los medios de comunicación de Alta Gracia. Luego, fue llegando todo lo demás.
Angel, el nombre de la radio
La comunicación siempre “lo pudo”. En 1969, luego que la Municipalidad le comunicara que debía levantar todos los parlantes porque eran “ruidos molestos”, Plaza se convirtió en radio de circuito cerrado.
Llegó Hugo Mendoza, que era directivo de Radio Nacional. El programa de la mañana lo conducía Rodolfo Mignini, que era una máquina trabajando y tenía una chispa especial para conducir. Estaba al aire junto con Susana Santucho. Ellos hicieron en 1978 las “78 horas de solidaridad” a beneficio del Hospital. Fueron 78 horas continuas al aire, sin parar y sin dormir. Con lo recaudado se logró comprar una incubadora, que no era algo sencillo de conseguir.
Angel Díaz tuvo su importante paso por las radios de Córdoba. Comenzó con “Alta Gracia en el aire” por LV3. El lo producía, elegía la música y lo conducía. Luego lo llevó a LV2 para más tarde recalar en Radio Universidad donde lo hizo junto a Enrique Del Campo. Con él, nuestra ciudad tuvo un buen lugar en el dial cordobés.
En paralelo, también tuvo Plaza Publicidad, que se dedicaba a hacer eventos. Carnavales, la procesión de la Virgen que hizo sin pedirle nunca un peso a la Parroquia.
Además, Plaza también instaló todas las columnas para las bocinas en el Autódromo. Eran 30 bocinas que le dieron al Cabalén la calificación de “el autódromo mejor informado del país”. Tenía un equipo que integraban Raúl Barceló, Jorge Kelly, Teresita Macaucas y Hugo Mendoza.
Angel Díaz tuvo la radio hasta el año 1979 (29 de abril de 1979) cuando se la vendió a un hombre de Cosquín, Milani, que tenía una radio igual, allá, de circuito cerrado. No le vendió la marca, sino el fondo de comercio. Le vendió los equipos y toda la instalación exterior, los postes, el cableado y los aparatitos en las casas.
Angel fue uno de los que más bregó para que volviera el casino a Alta Gracia. Fue presidente del Centro de Comercio y de la Cámara Juniors y del Club Sportivo. Formó parte de un grupo de empresarios y vecinos de Alta Gracia que gozaban de prestigio y la credibilidad de la ciudad, lo que les permitió realizar muchísimas obras en benefi-cio de todos.
Tuvo 3 hijos (María Angélica, Carlos Fernando y Angel Celestino). Falleció el 14 de agosto de 2003. Sus cenizas descansan junto al arroyo que tanto amaba, cerca del viejo vado de piedra, que alguna vez construyó su padre a a un costado del predio de La Gruta de Lourdes.
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