Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos.
Memorias del Matadero
Su historia, sus personajes, sus anécdotas. El repaso sobre un mojón fundamental de la historia de Villa Oviedo y de la ciudad
Cosas Nuestras28 de octubre de 2022juan carlosHacía rato que nos estábamos debiendo en COSAS NUESTRAS una nota sobre el Matadero Municipal.
Sin dudas que esta institución fue un ícono en la historia de la ciudad, y un símbolo de Villa Oviedo, donde aún está enclavado lo que fuera su vieja estructura edilicia.
Con distintos momentos que lo vieron a veces en la cima de la ola y otras tocando fondo, el Matadero ha significado mucho para la memoria colectiva de los altagracienses.
En esta nota buscaremos hablar sobre él desde distintos aspectos. Desde lo edilicio y arquitectónico hasta lo cultural. Desde lo económico hasta lo político.
Contaremos su historia y nos contarán sus historias (que no siempre es lo mismo). En fin, recorriendo con la memoria sus viejos pasillos y corrales, hoy convertidos en aulas y espacios educativos, la misión será reencontrarnos con un pasado rico en experiencias.
Su nacimiento
Los orígenes de la actividad del Matadero Municipal de Alta Gracia habría que buscarlos allá por inicios de la década de 1940, cuando del 11 de Octubre de 1941el entonces intendente Héctor Llorens designó por decreto al ingeniero Antonio Medina Allende para que hiciera los estudios y realizara el proyecto de la obra "Matadero, Mercado, Pasteurización de Leche, Fabrica de Hielo y Desagüe del Mercado".
Una particularidad, Medina Allende debía hacerlo "ad honorem" "con el compromiso de que sería luego designado Asesor Técnico y Director de las obras a llevarse a cabo más tarde.
En julio del mismo año, la Municipalidad compró al Banco Hipotecario las tierras donde se construyó el edificio, a un costado del arroyo, en Villa Oviedo.
La realidad es que no se encuentra mucha documentación oficial ni demasiado material documental acerca de cuándo comenzó a funcionar el Matadero si alguna vez funcionó también como lugar de pasteurización de leche o fábrica de hielo. La memoria popular no recuerda tampoco que esto haya ocurrido.
Según la recopilación histórica de María Inés Carignani, “Intendentes de Alta Gracia, 1900 - 1999”, durante la gestión de Héctor Llorens, además de construirse el edificio y de que allí funcionaran las distintas dependencias, el municipio también adquirió “un camión para transporte de carne y un tanque para desagote”.
Echando luz al asunto
Sin embargo, los decretos municipales dan a entender que el edificio (al menos el que actualmente conocemos y hoy es una escuela) se construyó más tarde.
El 12 de febrero de 1949, el Comisionado Ignacio Bitschin nombró a Enrique Aliaga de Olmos como Director Técnico de Obras Públicas del Municipio para presentar el proyecto y legajo del Matadero y un plan de financiación, porque le municipio no tenía una moneda para construirlo.
Se resolvió llamar a Concursos de Precios invitando a "firmas de reconocida competencia técnica". Allí es cuando apareció en escensa la empresa ASSA, con el Ingeniero Rodolfo Migone a la cabeza.
En octubre de 1950 asumió como Comisionado Ramón Lobos, que reconoció adicionales, mayores costos y reajustes financieros a ASSA, para que la empresa entregara la obra. Esto ocurrió finalmente el 3 de diciembre de 1951. Para entonces Lobos había reglamentado el funcionamiento del Matadero y designado el personal, entre ellos al Administrador José Rosa Mármol.
Terminaba así un andar y desandar de decisiones y acciones, motivadas en su mayoría por la falta de efectivo en las arcas municipales a la hora de llevar adelante una obra necesaria, pero para la cual no había partida presupuestaria reservada.
Otro dato. Según el libro de Rizzuto (Historia y Evocación de Alta Gracia) la inversión final fue de $ 1.750.000.
Tres décadas funcionando
Desde aquel diciembre de 1951 hasta su primer cierre, ocurrido en 1982, el Matadero Municipal fue un ícono de la actividad para Alta Gracia y la región.
Allí concurrían ganaderos, carniceros y criadores no solo de nuestra ciudad y alrededores, sino de localidades vecinas.
Su gestión se transformó en un símbolo de confianza para todos aquellos que necesitaban faenar sus animales y comercializarlos con la tranquilidad de un muy buen control.
Todo anduvo más o menos encarrilado hasta inicios de 1982. Más concretamente el 28 de abril de ese año, cuando por decreto de la Subsecretaría de Agricultura, Ganadería y Recursos Naturales, fue cerrado de manera inconsulta. Poco más de dos años debió esperar Alta Gracia para que el Matadero volviera a la actividad, aunque su retorno no fuera con grandes luces ni durara mucho tiempo.
Un edificio emblemático, con mucha historia en sus cimientos
Más allá de la historia en sí, el edificio del Matadero Municipal merece un párrafo aparte. Es, arquitectónicamente, una construcción muy particular.
Si bien el proyecto originalmente se le había encargado al Ing. Antonio Medina Allende, la documentación indica que terminó construyéndolo la Empresa ASSA. ¿Sobre el proyecto original, modificándolo, o con planos propios?
En algunos textos se especulaba con que el proyecto le perteneció al conocido Ingeniero ítalo argentino Francisco Salamone, que se especializaba en edificios de mataderos y cementerios. Pero no. ASSA acompañó en varias obras municipales al ingeniero Rodolfo Migone, cuyos proyectos tienen en común una clara impronta "salamónica". Recordemos que Migone fue una de las "espadas" del ingeniero Francisco Salamone en sus intervenciones bonaerenses.
Además, contemporáneamente a la construcción del Matadero, tuvo actuación como Asesor Municipal en la Pavimentación Urbana el ingeniero Oscar López Méndez, el histórico condiscípulo de Salamone desde los días del Otto Krause.
Como sea, el edificio del ex Matadero de nuestra ciudad es una muestra cabal de las construcciones de aquella época, tan particulares y con un estilo muy especial.
La histórica reapertura de 1984
El 3 de setiembre de 1984 no fue un día más para todos aquellos que de una u otra forma estaban vinculados al Matadero. Luego que en abril de 1982 funcionarios que respondían al gobierno de facto que gobernaba el país y la provincia decidieran cerrar las puertas del edificio, y que allí no se siguiera la tarea del faenamiento de animales, la tan intrincada historia daba un nuevo giro .
Mediante proyecto elevado por el Intendente Audino Vagni, el Concejo Deliberante de Alta Gracia, por unanimidad, aprobaba la Ordenanza 1458. Era un 27 de agosto de 1984 y a través de la misma, se ordenaba “poner en funcionamiento el Matadero Municipal a partir del día 3 de setiembre de 1984”.
Se abría así una nueva etapa en su vida de trabajo, y una renovada expectativa para todos los trabajadores que durante años sostuvieron al Matadero.
Para Audino Vagni, fue cumplir uno de sus postulados de campaña, y devolverle a la ciudad y a Villa Oviedo unos de sus íconos más importantes.
El propio ex intendente Vagni lo cuenta, generosamente, a nuestros micrófonos:
“Yo del Matadero lo único que conocía era cuando Maldonado iba desde el brete, junto a la estación de ferrocarril hasta allá, llevando el arreo de animales y hacía una parada en el boliche de mi papá. Pero sabía lo necesario que era para la ciudad recuperar esa actividad. Además, reabrirlo significaba legalizar prácticas de carneada que se estaban haciendo informalmente y que había que organizar por cuestiones de sanidad.
Toda la obra de reconstrucción del edificio fue supervisada por el Lito Carri, y decidimos que los empleados fueran todos municipales, de la planta que ya habían dejado años de su vida en el Matadero y que sabían como nadie la tarea. Para todos ellos, el mejor de mis recuerdos por la dedicación que siempre tuvieron”.
Nota: además de las fuentes citadas, los datos históricos y técnicos abordados en este escrito fueron extractados del sitio de facebook “Buscando a Salamone, que tiene aportes entre otros de la Arquitecta e historiadora Mariana Eguía. Agradecimiento también a la Fundación Effeta por ceder fotos del viejo edificio.
Fue una cantante maravillosa, dueña de una voz que aún es recordada por todos quienes pudieron disfrutarla en un escenario.
La historia de una ciudad se nutre de las historias de su gente, de sus vecinos. Y en este caso, el “Tambo de Uranga” es un mojón ineludible de la vida altagraciense.
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