Luis Héctor Peralta tuvo la particularidad de haber sido electo dos veces intendente de Alta Gracia, pero los golpes de estado le impidieron terminar su mandato en ambas ocasiones.
LOS RUNA AYER, HOY... Y SIEMPRE
A 60 años de su consagración como Revelación del Festival de Cosquín, recordamos su historia y su trayectoria.
Cosas Nuestras27 de enero de 2024juan carlosEsta nota fue publicada en 2017 por Cosas Nuestras, que reunió en casa del querido "Bebe" Martínez a los ex integrantes de Los Runa. Hoy, a sesenta años de la consagratoria presentación en el Festival de Folclore de Cosquín, bueno es volver a publicarla para todos ustedes, a modo de homenaje al grupo insignia que tuvo nuestra ciudad.
En la historia de la música, hay grupos que al talento supieron sumarle una alta cuota de magia. Es el caso de Los Runa, que enamoraron de entrada al público, y cuyo recuerdo hace que, como el Zorzal, cada día canten mejor.
Y estos muchachos, a quienes COSAS NUESTRAS volvió a reunir en torno a una mesa luego de tantos años, tienen una rica historia, digna de ser contada. Una historia que arranca en 1957.
Tiempos en los que por radio llegaba “El canto cuenta su historia”, donde podían escucharse a Los Hermanos Abalos, a Los Chalchaleros y a unos recién aparecidos Fronterizos. “Nos juntábamos en el almacén de Américo y Cuco (Moreschi) a escucharlos. Y después, apareció una guitarra y nos pusimos a cantar. Estábamos Coco Gómez, Américo Moreschi, Carlos Moreschi, Toto Valdez y Bebe Martínez; Un día Carlitos conoce en la facultad a Ovidio Yocco, y lo invitamos. Terminó siendo el director del conjunto”, recuerda Toto Valdez de aquellos primeros tiempos.
En realidad, en la casa de los Moreschi, eran unos cuantos los que se reunían a escuchar radio y a cantar. Entonces, confluían por ejemplo, el Gordo Barravino, Orlando Moreschi, Chicho Ochoa, Puqui Martínez, Juan Sánchez, el Sapo Peleteiro, y los que no cantaban, escuchaban y disfrutaban. Allí comenzó la historia. En aquellos tiempos iniciáticos, originalmente Los Runa fueron seis.
Los primeros pasos
Los Runa tomaron el nombre del libro “Historia y Evocación de Alta Gracia”, de Rizutto, que daba significados de palabras de origen indígena. Se le ocurrió al Negro Yocco, con consenso de los demás.
El debut oficial del grupo, más allá de fiestas familiares o asados en casas de amigos, fue en el Cine Monumental, en una fiesta que organizaban los alumnos del Nacional, el 11 de noviembre de 1958. Fue debut y batacazo, la gente quedó enamorada del conjunto. “A tal punto que Radio Plaza, que era de Ángel Díaz, nos llamó para que fuéramos a cantar a los estudios, que estaban en el primer piso de la Galería Aion. Actuábamos y cortaban la avenida Belgrano por la gente que estaba abajo escuchando el recital”, rememora Américo Moreschi.
Eran los tiempos de grandes autores y compositores como Falú, Dávalos, Cuchi Leguizamón, Perdiguero entre otros. En cuanto a Los Runa, mucho del suceso que tuvieron más tarde, ya con la nueva formación tuvo que ver con los arreglos del Negro Yocco, que hacían que fuera un conjunto polifónico que no había casi en el país. Pero eso será parte del segundo capítulo de la historia.
Cambiar y crecer
Los Runa seguían creciendo en popularidad pero vieron necesario hacer algunos cambios. “Hubo un momento en que había que crecer. Se había llegado a un punto en donde había que “profesionalizarse”, y ese fue el motivo para que se reestructurara el conjunto. Llega en ese momento el Flaco Pujol, que llegó una noche a un asado a lo de Lucio Morcillo. Lo acercó el Negro Yocco. Pujol vivía cerca del almacén de los Moreschi. Tenía una voz fantástica, se reunió con Yocco quien le propuso incorporarse, pero antes había que probar como salían las cosas… y todo salía fantástico, armónico.
Hubo un cambio notable, que obligó a hacer un “parate ahí”, que fue un tanto cruel. Fue un cambio muy brusco, donde quedaron tres de los miembros originales fuera, y se incorporó Pujol”, relata Toto Valdez a la vuelta de los años. Esa segunda formación, con cuatro integrantes, fue la que triunfó: Benjamín “Toto” Valdez, Carlos “Bebe” Martínez, Jorge “flaco” Pujol y Ovidio “Negro” Yocco.
Jugar en Primera
Ese grupo, así compuesto, concurrió a Córdoba al CABY (Club Barrio Yofre) a un concurso donde fue como desconocido y anduvo muy bien junto a conjuntos como Los de Córdoba o Los del Suquía (por entonces Las Voces del Uritorco). Tan bien que lo ganaron entre casi 70 grupos que participaron y eso les valió que fueran convocados al Pre Cosquín, que también ganaron!!! Y así, fueron a Cosquín formando parte de la delegación oficial de la provincia de Córdoba. “Fue en el año 1963; fue tan bueno lo de Los Runa que al año siguiente la comisión nos invitó a participar de nuevo”, dice Bebe Martínez.
Fueron proclamados como una de las revelaciones del Festival, junto con Luis Landriscina, Jovita Díaz y con el Trío Guayacán. El premio fue grabar un disco en Polydor Phillips en Buenos Aires. Los Runa cantaron dos temas en ese disco: “Día de Procesión”, del “Flaco” Trintinaglia y la “Chacarera del Virrey” con música del Negro Yocco y letra de Mario González, que era su presentador y locutor.
“Mario era un tipo muy preparado, de mucha labia, mucho léxico, que la presentación de cada uno de los temas, la hacía en verso. Estudiaba cada tema, cada letra y hacía las glosas en verso, un fenómeno”, cuenta Toto Valdez.
Pero no fue la única grabación, un año después los convocan a grabar un simple con “Zamba de Sol y Verano” de Trintinaglia, y “El Colibrí”. Corría el año 1965.
“Antes de todo eso, habíamos cantado en el Sierras Hotel, en el Encuentro de la OEA, pero cantar en Cosquín fue tocar el cielo con las manos”, recuerda Bebe, que un tiempito antes (allá por 1961) tuvo que ir al Servicio Militar y fue reemplazado un tiempo por Pepe Valdez, hermano de Toto.
Pero retomemos la historia. “Cuando fuimos a Cosquín en la delegación, paramos en una estancia donde estaban los Cantores de Quilla Huasi, Don Atahualpa Yupanqui, Edgar Di Fulvio, el Turco Cafrune y nosotros. Casi nada!. Cantábamos y volvíamos. Después de Cosquín, Don Jaime Dávalos, que tenía una carpa en Carlos Paz nos habló para hacer actuaciones por Punilla. Ibamos rotando con él en cada uno de los lugares. Fueron veinte noches. Recuerdo que Don Jaime nos decía: Muchachos, tomen vino, pero tomen vino bueno. Tomen una botella de vino, y no cuatro Colibrí (por la anilina). Eso sí el viejo se tomaba siete u ocho por día (risas)”, rememora Toto.
La gira por Uruguay
Todos los años iba a Cosquín un tal Rodríguez Roque, representante de Phillips Uruguay y corresponsal de la revista Folclore, y los contrató para ir a cantar al otro lado del Plata. “Cantamos en Radio Carbe, Canal 2 y 4 de Montevideo y en dos piringundines –cuentan los muchachos-. Una noche nos invitan a cenar en una parrilla; esa noche cantaban Los Tucu Tucu, con quienes nos conocíamos de Cosquín. Por gentileza de ellos, nos invitaron a cantar, y tanto gustamos que nos contrataron para actuar durante un buen tiempo. De paso, la revista Folclore aprovechó para hacernos un reportaje”, siguen contando.
Todo tiene un final
Los Runa se sostuvieron con gran éxito en los escenarios hasta 1967. Fue cuando decidieron “poner en el freezer” al grupo. Compromisos laborales de sus integrantes no permitían los ensayos y la renovación del repertorio. Mucho menos cumplir con los compromisos, y se decidió parar tras una década plena de éxito.
En 1972, ocurrió un imprevisto: falleció el Negro Yocco; poco después fueron nuevamente invitados a Cosquín, donde cantaron ya como trío. Fue en 1974 como homenaje a la trayectoria del grupo y allí mismo, en el escenario mayor del folclore, anunciaron el adiós definitivo del grupo, en homenaje a Yocco.
Detrás de ellos, quedó una magia imborrable de música, poesía y amistad que perdura hasta hoy. Los Runa fueron, sin lugar a dudas, los más grandes embajadores que tuvo musicalmente Alta Gracia en toda su historia.
El poeta
Todo gran grupo tuvo un gran compositor. Y en este caso, fue el “Flaco” Juan Carlos Trintinaglia. "Hay gente que colecciona cajas de fósforos, yo coleccionaba música. Día de Procesión nació al escucharlos cantar el Ave María cuando afinaban las voces antes de salir a cantar. Cantando en grupo, sobre todo con Pepe, salió Zamba de Sol y Verano, pero también La Federico Ferreyra, Serranera, Niña Marinera, Zamba de La Isla, La Sin Nombre, América y tantas otras… Nunca registré ninguna en Sadaic. ¿Para qué? La idea original iba y va mucho más allá de tener una autoría registrada. El folclore es esto, que la gente haga suya una letra sin saber a quién le pertenece”, recuerda hoy, Trintinaglia.
Las anécdotas
“Cuando se inició todo en el almacén de los Moreschi, Doña Luisa, la mamá de los muchachos fue la madrina del conjunto, fue la madre, la componedora. Eramos chicos jóvenes y nos brindó siempre todo. Coco Gómez y yo éramos los más jodones del conjunto, nos echaban y al rato venía Doña Luisa y componía la situación”. (Toto Valdez)
“Cuando al Chango Rodríguez lo meten preso, Reynaldo Luppi era el Jefe la policía. Eramos muy amigos del Chango, y le solicitamos permiso para que nos dejaran visitarlo en Encausados. Y allá fuimos varias veces, guitarra en mano para cantar junto a él. Era casi un preso VIP del penal, que se movía por todos lados. Y se pasaban largas horas meta canto, ginebra y música” (Bebe Martínez)
“Todos los domingos cantábamos en LV3 en los programas de Darío Martel, Enrique del Campo, Clidy Suárez y Graciela del Río. Era un estudio con paredes preparadas con cartones acústicos, y para nosotros era un cambio infernal, acostumbrados a ensayar en una pieza normal”. (Pepe Valdez)
“El día que fuimos a Buenos Aires debutamos en televisión en Casino Phillips, que venía a ser lo que hoy es el programa de Tinelli. Lo conducía Juan Carlos Mareco. Debutamos con Ranko Fujisawa, la japonesa que cantaba tango, y la orquesta Tokio. Fuimos a las cuatro de la tarde a ensayar. Estaba el productor con un cronómetro y nos dio la orden de prepararnos. Cuando termina la tanda publicitaria, nos da la orden “ahora, vengan”… y nos fuimos atrás de él, hasta que nos dimos cuenta que en realidad teníamos que ir a escena”. (Toto Valdez)
“En LV3 en época militar, pasábamos la lista de las canciones que íbamos a cantar. Entre ellas, una cueca que se llamaba “Viva la Cueca”, pero le pusimos otro nombre. Los tipos miraron, no estaba en la lista negra y arrancamos a cantar. Cuando la empezamos, Darío Martell se puso loco porque estaba prohibida. Nosotros le habíamos puesto La Novena”. (Bebe Martínez)
“El Negro Yocco y Pujol eran empleados de la policía y Bebe y yo trabajábamos en la Municipalidad. Por ahí veníamos a las 5 o 6 de la mañana de cantar. Dejábamos las guitarras y el bombo atrás de la puerta de la policía. Ellos se quedaban ahí y nosotros cruzábamos la plaza para ir a trabajar”. (Toto Valdez)
“En la historia de Los Runa no puede dejar de mencionarse a gente como Yiyi Antoniácome, que nos prestaba su casa para ensayar y nos proveyó de uno moderno grabador para que nos escucháramos y mejoráramos. O como Salvador Adam, que nos hizo los primeros trajes de gaucho que usamos. Emilio Saieg, que nos llevó a Buenos Aires en su Estanciera para grabar el disco. O del “Gordo” Vicente Vrech y Néstor Villar, que fueron nuestros representantes”. (Bebe Martínez)
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