La historia de una ciudad se nutre de las historias de su gente, de sus vecinos. Y en este caso, el “Tambo de Uranga” es un mojón ineludible de la vida altagraciense.
Eduardo Ortiz: Alma, corazón y vida de bandoneón
Apasionado por el tango, enamorado de la música y referente indiscutido del 2 x 4 en Alta Gracia, nos cuenta su carrera artística, pero sobre todo, nos habla de su vida y sus sentires.
Cosas Nuestras16 de marzo de 2024juan carlos“Mi padre era de Buenos Aires, adoro Buenos Aires donde he ido varias veces y regularmente vuelvo. Nací en Alta Gracia y la amo, pero siempre me doy una vueltita por Buenos Aires”.
Así se presenta Eduardo, que tiene 74 años y con la música formando parte de su vida desde muy temprana edad. Cuando empezamos la nota, no dudó en tomar el instrumento y tocar y cantar “Mi bandoneón y yo”, un tango que largamente lo identifica.
“Empecé a estudiar bandoneón a los 9 años. Eran valses, rancheras, no tango. El primer tango que hice fue Felicia. Poco a poco me fui enamorando del tango. A los 12 años tuve mis primeros pantalones largos y mi primera presentación. Fue en el auditorio de LV2 en el programa que tenían el Negro Olguín junto a Tito Gerlach”.
Pero claro, la historia recién empezaba para Eduardo.
“A partir de ahí comencé a meterme en las peñas. Estaba el Club Colón, el Hotel Torino, Los Andes… Me frecuento con los hermanos Sosa que vivían en Villa Oviedo y metí tangos bailables (yo todavía no tocaba). A poco le agarré el gustito al tango y no lo dejé más”.
Cantar y a la vez tocar el bandoneón, dicen los que saben, no es nada sencillo...
“A mí me salió solo, y lo mantuve como un estilo propio”.
De cartero a cantor
A Eduardo, en Alta Gracia, lo conocemos desde la época de cuando era cartero.
“Estuve 24 años en el Correo, allí trabajé, por ejemplo con Don Pedro Reyna que además era locutor en Radio Plaza junto a Teresita Makaukas. Me presentaba como “El niño prodigio de Alta Gracia”. En el correo tuve como compañeros a gente como Pepe López, Chulón González, Jorge Oviedo, Oscar Barbeito, Don Aguirre, Di Giorgio… con algunos todavía nos juntamos”.
Eran tiempos (como los actuales) de compartir la pasión por la música con la necesidad de trabajar. “No me gusta aventurarme en nada porque tengo los pies sobre la tierra y cuido mi trabajo”, cuenta.
En el año 1988 recibí una mención cuando el programa Grandes Valores del Tango vino a Córdoba. Escuché la propaganda y me anoté. Terminé entre los cinco primeros nominados”.
En total, Eduardo Ortiz tiene editados cuatro discos como solista. Estos, además de aquellos de Los Reyes del Compás. Todos fruto de su esfuerzo y sus ganas de siempre hacer lo que le gusta.
“Me fui haciendo un nombre porque me gustaba hacer tango, sin buscar lucro. Fue cuanto, el Intendente Julio Barrientos me pidió que participara en el Pre Cosquín representando a Alta Gracia. Me sentí orgulloso, le dije que sí, me presenté, lo gané y fui a las grandes escenografías de Cosquín”.
Pero hubo un evento que lo puso en boca de todos...
“A los pocos meses, me convocó Luis Lima para un gran espectáculo que hizo en el Monumental. Yo tocaba el bandoneón, Ricardo Bueno la guitarra, Golo Garbi en percusión junto a Manolo Ferreyra y Andrea Franco en flauta traversa. Luego del intervalo, Luis me invitó a cantar. Corrió una silla y me llamó para cantar. Me dio mucho miedo, imaginate, luego de semejante voz, iba a cantar yo. Pero arranqué, hice “Silbando” y la gente me ovacionó. Fue algo maravilloso”.
En bondi a la orquesta
Eduardo también fue chofer de colectivo. Durante veinte años trabajó para Satag, y siempre compartiendo la música con sus labores diarias. Imposible no conocerlo si uno es de Alta Gracia.
Recorrió en muchos grandes escenarios. En el país y en los de Alta Gracia donde fue reconocido por la gente local.
“En la temporada de verano de 1992, llegó a Alta Gracia nada menos que Jorge Sobral y me invitaron a tocar junto a él. Fue en la explanada del Museo y también el Petit Colón. Luego ese espectáculo se repetiría en Colectividades. Algo maravilloso”.
Ya antes, también había cantado junto a Argentino Ledesma en los carnavales del Sierras Hotel. Solo como para certificar hasta dónde llegó Eduardo en la música ciudadana.
Diez años más tarde volvió a ganar el Pre Cosquín,
“Pero no voy al escenario, porque llegando de mi trabajo de chofer de colectivo, vuelvo a casa y me dicen que me llegó la invitación de Pablo Giovino, director de Los Reyes del Compás para incorporarme a su orquesta. Imaginate mi emoción”.
Allí nace la historia con esta histórica agrupación, con grabaciones incluidas que forman parte de su rica historia artística.
Eduardo Ortiz, hoy
La actualidad de Eduardo Ortiz transita como siempre, entre su trabajo de remisero y los espacios que se da para disfrutar de la música. Con actuaciones en fiestas y en los lugares en lo que aún se vive y se respira tango.
A punto de terminar de grabar su nuevo disco, Eduardo no deja de tener una mirada nostálgica para uno de los sitios más emblemáticos que tuvo el tango en Alta Gracia:
“Tengo una historia especial con el Petit Colón. Allí actué muchas veces. En una de sus paredes había una gigantografía mía que me hacía sentir orgulloso. Imaginate, ¡estar en ese lugar histórico donde entre otros cantó Carlos Gardel!”.
Eduardo Ortiz, como un buen puñado de personas, acunó la música desde niño, fue creciendo con ella y la transformó en su pasión y su razón de ser en la vida.
Alma, sentimiento y corazón de bandoneón, ha sabido ganarse el cariño y el respeto de todos. Por buen tipo, por gran cantor y excelente músico. Es nuestro, forma parte de las “Cosas Nuestras” que tenemos que rescatar.
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