
A pura nostalgia, repasamos el 2024 que se nos va...
Hacemos un recorrido, a través de las tapas de Cosas Nuestras, de mucho de lo que publicamos durante este año que se va.
La Revista Guarania se ocupó de los espacios literarios y culturales del Paraguay y del mundo, con un gran énfasis en América y los países vecinos del Paraguay. Por diferentes circunstancias, entre ellas la económica y la política, la revista se publicó en cinco distintas etapas, entre Buenos Aires y Asunción.
Fue la revista paraguaya de mayor alcance internacional en la primera mitad del siglo XX, debido a la temática, alcance y apertura de la misma a las colaboraciones de importantes intelectuales extranjeros, así como al carácter americanista y nativista de la misma, basada en gran parte en el pensamiento de su director y creador.
Entre los colaboradores extranjeros se puede citar al ecuatoriano Jorge Carreras Andrade, a los peruanos Luis Alberto Sánchez y Alberto Guillén, al español Cansinos Assens, al argentino Macedonio Fernández y al mexicano Elías Nandino.
Al igual que muchas otras publicaciones periódicas del Paraguay del siglo XX, es muy difícil encontrar colecciones completas. Los números de las diferentes épocas están distribuidos entre bibliotecas nacionales y extranjeras, desde el Río de la Plata hasta los Estados Unidos, así como también en colecciones particulares, pero ninguna de ellas se encuentra completa a saber por las investigaciones realizadas al respecto.
Hacemos un recorrido, a través de las tapas de Cosas Nuestras, de mucho de lo que publicamos durante este año que se va.
Nuestra nota principal fue la historia de la Despensa y Fiambrería Las Violetas. Recorrimos su vida comercial y recordamos a la familia Davidoff. ¿Quién no recuerda los exquisitos sandwiches que elaboraba Las Violetas? Imposible olvidarlos...
La semblanza se remonta a las primeras décadas de existencia de nuestro querido fútbol local.
Juan Gumersindo Quinteros. De caddie a jugar un Mundial. El golf en sus venas para el mejor de todos los tiempos en nuestra ciudad.
Horacio tal vez sea el resumen de todo lo que expresa la famosa frase de “la pelota siempre al 10”. Es que su sola presencia en cancha, durante años, fue un seguro de buen fútbol, de botín inteligente. De pase bien dado y jugada bien terminada.
Fue mucho más que un director técnico. Fue un formador, un docente. Un imprescindible a la hora de contar la historia de nuestro deporte.