
El sacerdote salesiano cuyo fallecimiento sigue siendo una incógnita para la ciencia y la Iglesia.
Quienes contamos ya unos cuantos años tenemos vivo el recuerdo de cuando "se sorteaba" quién hacía la colimba y quién se salvaba.
CuriosidadesHace 3 horasQuienes contamos ya unos cuantos años tenemos vivo el recuerdo de cuando "se sorteaba" quién hacía la colimba y quién se salvaba.
Hacer el servicio militar, para la mayoría de los chicos, no era precisamente uno de sus grandes objetivos de vida. Convengamos que podría haber excepciones, pero 9 de cada 10 estábamos deseando no hacerlo. A ver: el Servicio Militar fue siempre conocido popularmente como "la colimba".
¿Qué era ser colimba? La palabra "colimba" era una abreviatura de "corre, limpia, barre", referenciando a cómo te tenían cortito los superiores en los cuarteles. La palabra "colimba" estaba presente en el vocabulario de todo adolescente de sexo masculino hasta hace algunos años.
Por eso, cuando desde el gobierno nacional se anunciaba que en determinado día se iba a realizar el sorteo correspondiente, todos estábamos pendientes de la radio. Ese día, el país escuchaba Radio Nacional que transmitía en vivo desde Lotería Nacional.
En lo personal (y perdón por la autorreferencia) cursaba el Quinto Año Cuarta Sección del viejo, querido y glorioso Colegio Nacional de Alta Gracia. Ese día, y a la hora del sorteo, no recuerdo bien qué materia teníamos, pero da lo mismo. Ese día y a esa hora, el curso se paralizó y las clases se interrumpieron hasta que no terminó la transmisión.
Una radio puesta a todo volumen y la expectativa por saber qué número de sorteo te había tocado. A ver si recuerdo, el locutor decía: "número de serie... 3...0...3... número de sorteo... 0...2...3...!. Y entonces, si tu DNI terminaba en 303, pegabas un gritazo, saltabas y te abrazabas a tus compañeros porque... ¡te salvabas de la colimba por número bajo!
Eso si, si tu número de documento terminaba, por ejemplo en 492 y el número de sorteo era, digamos, el 880... ¡Estabas hasta las manos!. No solo que al año siguiente te ibas a poner el uniforme y te la ibas a pasar haciendo salto de rana, sino que encima con ese número segurito ibas a Marina. Que encima, era un año y medio adentro de los cuarteles. Uhhhh!!! como demasiado para un pibe de 17 años, ¿no?
El Servicio Militar Obligatorio fue algo que marcó a muchas generaciones. Habrá quienes rescaten cuestiones positivas (no es sitio éste para discutir eso), pero la realidad es que a esa edad adolescente, la enorme mayoría queríamos salvarnos y -si estuviera en nuestra posibilidad- seguir estudiando. O trabajando. Pero sin toque de diana a las 6 de la mañana!!!
Si a esto le sumamos que a los chicos de mi clase, la 1962, que les tocó Marina terminaron yendo a Malvinas... mejor no hablar de ciertas cosas...
Claro, luego del sorteo, unos meses más tarde, llegaba el momento de pasar por la revisación médica. Era el tamiz final para saber si hacías o no la colimba. Era cuestión de madrugar un par de días, tomarse el Satag hasta Córdoba e ir al Batallón que quedaba frente al Parque Sarmiento donde hoy está la Ciudad de las Artes y la Universidad Provincial. Pero... eso forma parte de otra historia que algún día contaremos...
¿Vos de qué clase sos? ¿Te acordás cuando escuchabas el sorteo en el aula? ¿Hiciste la colimba o te salvaste? Contanos...
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