"PITIQUE" ALBELLA, TREMENDO GOLEADOR

Alta Gracia Deportiva13 de julio de 2020juan carlosjuan carlos
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Ficha Técnica

Nació: 25 de agosto de 1925

Lugar: Alta Gracia

Falleció: 13 de junio de 2000

La tarde del 12 de octubre de 1944 significó para Gustavo Albella un antes y un después en su carrera futbolística. Aquel día, jugando para Talleres dirigido por el Maestro Rodolfo Bútori, fue el goleador en el partido que el albiazul le ganó a Boca por un histórico 7 a 3. Tan buena fue su actuación que inmediatamente el club de la rivera porteña se hizo con su pase.

Pero hubo una historia previa. “Pitique” arrancó jugando en Alta Gracia. Algunos sitúan sus inicios en Sportivo, pero los más aseguran que acá solamente jugó para Colón (y para 25 de Mayo, un club de barrio no afiliado). Lo cierto es que sus actuaciones y sus goles lo llevaron a jugar en el club de Barrio Jardín, donde fue artillero y figura hasta que Boca se lo llevó para el puerto.

 Gustavo Albella fue un delantero centro implacable. Pelo corto, peinado a la gomina y raya al medio era su look característico. Eso, y su bigote, tan propio de los hombres rudos de su época.

Fue a Boca en 1945 donde alternó entre la Primera y la Reserva; era suplente nada menos que del mítico Jaime Sarlanga. Así y todo, se las arregló para convertir 6 goles en 7 partidos.

Tenía apenas 20 años y la Constitución le ordenaba hacer el Servicio Militar Obligatorio. El destino quiso que el Teniente Lúpiz, su superior, fuera directivo de Banfield. Y hacia allí se lo llevó al año siguiente.

Y en el club del sur del Gran Buenos Aires, “Pitique” alcanzó su máximo esplendor; sus goles fueron gritados por la multitud una y cien veces. Se diplomó de ídolo y es, hasta el día de hoy, el máximo goleador de la historia del “taladro” banfileño con 136 goles entre Primera División y Primera B.

Fue pieza clave en la campaña del ascenso en 1946 y sin dudas la figurita más buscada del enorme equipo de Banfield Subcampeón de 1951. Tenía –cuentan los memoriosos- un estilo que mezclaba la velocidad y la agresividad, capaz de sacarse de encima a varios rivales a la vez.

Pero no fue Banfield la única camiseta que lo viera Campeón y goleador. Fue vendido al Sao Paulo de Brasil, donde jugó 3 temporadas dando la vuelta olímpica en 1953.

Volvió a Banfield y luego de un par de años y varios goles más, terminó su brillante carrera en el Green Cross de Chile donde nuevamente fue máximo artillero y Campeón de Segunda División en 1960.

Abandonó el fútbol al año siguiente con un registro de goles impresionante para cualquier época: 251 goles en 299 partidos. Una enormidad.

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Cuentan las leyendas que Ernesto Guevara, mucho antes de ser “el Che”, aprendió a gustar del fútbol gritando los goles de Gustavo “Pitique” Albella en las canchas de nuestra ciudad.

Fue elegido hace algunos años por los fanáticos del fútbol de Alta Gracia como uno de los más grandes futbolistas que dio nuestra ciudad. Ingresó y quedó para siempre en la galería de los grandes de esta parte del continente. Y todo, a fuerza de goles.

 

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