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Juan Gumersindo Quinteros. De caddie a jugar un Mundial. El golf en sus venas para el mejor de todos los tiempos en nuestra ciudad.
Alta Gracia Deportiva27 de febrero de 2025En el país, lo conocieron como "El Abuelo", en Alta Gracia siempre fue "El Mojarra". Juan Gumersindo Quinteros fue el más grande golfista que dio estas tierras en toda su historia deportiva. Cada año, el Alta Gracia Golf Club organiza un torneo para mantener vivo su recuerdo. En las paredes del club están sus fotos, casi como presidiendo la escena.
Vivía en las inmediaciones del arroyo, por la zona de La Chirola. De ahí le venía su apodo. Cursaba en la Víctor Mercante, e iba al Golf a rebuscárselas de caddie. En aquel entonces, un caddie llevaba una bolsa de palos y le alcanzaba para comprar comida, una remerita, unas alpargatas. Tiraban pelotas, salían a la cancha y las juntaban. Terminaban las dos vueltas de 9 y tenían que llevar las bolsas desde la cancha hasta el Sierras Hotel, donde estaba la sede. Tendría Juan, cuando comenzó como caddie, poco más de diez años.
"Era un chico que se destacó enseguida. El hacía todo bien; a los doce años ya no le ganaba nadie al golf", recuerda Mauricio Testoni, contando dichos de su padre, a quien Quinteros le llevaba los palos.
Los lunes la cancha era para ellos, que tenían la chance de divertirse y aprender. Quinteros alternaba los lunes de juego, con su trabajo: "También iba al Mi Valle Golf Club. Hacía dos vueltas a la mañana llevando palos en Alta Gracia, se tomaba el colectivo y se iba hasta allá para hacer otros 18 hoyos. Se volvía a su casa tipo 9 de la noche. Tenía unos quince años", cuenta Onofre Blanch, quien años después fuera su alumno y más tarde Capi-tán de Cancha del Club.
Y así comenzó a destacarse. En el año 1963 ganó el Abierto del Centro. Los primeros torneos que jugó los hizo con un juego de palos que le pedía prestados a Juan Testoni. Tenía recién poco más de 20 años, y empezaba a escribir su gran historia.
Quinteros no fue una persona fácil en el trato. Era estricto porque también se autoimponía una exigencia que lo llevó a estar en lo más alto. Muchas de las anécdotas están relacionadas a su carácter. "Era un caballero cien por ciento, respetuoso, educado, pero... se encabronaba muy fácil. Si le hacías una, no te la perdonaba. Tenía pocas pulgas", recuerda Onofre. "Era respetuoso y exigía que todos respetasen las normas. Por ejemplo, no perdonaba a nadie una llegada tarde a sus clases", agrega Mauricio.
Dueño de una gran habilidad, siempre tenía tenía algo en las manos. Muchos recuerdan su imagen de estar sentado, miran-do el horizonte, sacándole punta a un palo, a una rama. Fue golfista, pudo haber sido artesano, fue dueño de una habilidad manual envidiable...
Fueron dos caballeros a la hora de competir, pero su relación personal era muy tirante. "Había un negro en Alta Gracia con quien yo me sacaba chispas cuando jugaba, no recuerdo bien su nombre", supo decir alguna vez De Vicenzo sobre Quinteros, entre realista e irónico. Es que Quinteros fue uno de los pocos que pudo vencerlo en reiterados duelos. Augusto Piccón en su libro "Una cancha de golf de cien años en Alta Gracia", cuenta la anécdota del Abierto de Maestros en Brasil, contada por el propio Quinteros, de cuando tuvieron que disputar un desempate para ver quién era el ganador. "Prendí un cigarrillo. Yo estaba a 4 metros de la bandera y De Vicenzo a 6. Tiró Roberto y la "dejó dada" a nada del hoyo. Yo fui a mirar y -medio distraídamente- hice una seca profunda y lo dejé con la brasa en la línea correcta y me dispuse al tiro final. Ya frente a la pelota y medio oscuro le apunté al cigarrillo. Cuando vi que la pelota iba hacia la brasa, grité: ¡gané!"
Juan Quinteros junto a Roberto De Vicenzo, Juan Carlos Molina, Juan Carlos Cabrera, Jorge Soto y algunos otros fue parte del mejor golf argentino por aquellos años. Vivió del golf. Primero como caddie, luego como jugador y por último como profesor. Fue un jugador de golf profesional, pero sin los negocios que suelen rodear hoy a la actividad.
Entre otros muchos galardones, el Círculo de Periodistas Deportivos le dio el Olimpia de Plata en 1975. Como si fuera poco, compitió en la Copa del Mundo en Canadá junto a Juan Carlos Cabrera, representando a la Argentina.
"Fue muy capo en la docencia y para saber cuándo una persona tenía condiciones. Se sentaba en la confitería, los miraba tirar y ya sabía si uno tenía condiciones o no", cuenta Testoni. Fue un maestro de maestros y un ganador nato, impulsando a sus alumnos a ir siempre adelante. Y todo lo relacionaba con la práctica, para él el entrenamiento lo era todo.
Juan Gumersindo Quinteros falleció el 13 de junio de 1994, a los 63 años. Se identificó con el Alta Gracia Golf Club siempre, a pesar de andar por el país. Dejó tras de sí una estela de respeto que casi nadie se atrevió a alterar. Pepe Ruarte tal vez, fue uno de los pocos que se dio el lujo de tratarlo de "negro" sin que se enojara. Para los demás, era Juan, Quinteros, o lo trataban de usted.
Muchos de ellos, lo fueron desde sus tiempos de caddie. Nico Vélez, el Anguila, entre otros... "De grandes ya, salían de caravana, chupaban, fumaban y por ahí llegaban trasnochados a jugar. Eran un grupito de siete u ocho. Jugaban 9 hoyos. Mientras, mandaban a un chico a comprar carne y luego se comían un asado para pasar luego al naipe. A la tarde, así como estaban, se le animaban a jugar otros nueve hoyos... Se sentaban a comer, chupar y timbear debajo de una mora", cuenta Blanch recordando aquellos años.
"Eran buenos amigos, lo que no impedía que luego de un par de vinos se torearan y casi que se desconocieran algunas veces", agrega risueño Mauricio Testoni.
Juan Gumersindo Quinteros falleció a los pocos días de haber disputado en Tucumán un torneo de Seniors. Igual, la leyenda ya había comenzado mucho antes.
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