
El sacerdote salesiano cuyo fallecimiento sigue siendo una incógnita para la ciencia y la Iglesia.
Normalmente, cuando posteamos una fotografía en nuestras redes sociales la reacción es unánime a la hora de opinar sobre la misma. Entonces, un recuerdo dispara otro, una cara termina siendo referencia para una historia, y así se va desarrollando el diálogo entre nuestros amigos lectores de Cosas Nuestras.
Curiosidades14 de julio de 2020Normalmente, cuando posteamos una fotografía en nuestras redes sociales la reacción es unánime a la hora de opinar sobre la misma. Entonces, un recuerdo dispara otro, una cara termina siendo referencia para una historia, y así se va desarrollando el diálogo entre nuestros amigos lectores de Cosas Nuestras.
Pero en el ejemplo de la foto en cuestión, no fue éste el caso. Quienes hacemos este periódico somos concientes que es mucho más lo que ignoramos que lo que conocemos. Que cada día esta hermosa y querida Alta Gracia nos sorprende con jirones de su historia.
Pero por lo general, siempre un indicio tenemos, alguna vez hemos escuchado que alguien nos comentó sobre determinado tema...
La foto la envió uno de nuestros amigos lectores. Es de uno de los tantos productos que fabricaba Terma S.A.
Nunca pensábamos que la publicación de esta fotografía iba a significar tantas opiniones encontradas respecto al producto. Es que -sinceramente lo decimos- nunca, pero nunca habíamos escuchado hablar del “Serrayuyo”.
Y según parece, si nos guiamos por los muchos comentarios, nuestros lectores tampoco lo tenían muy presente que digamos...
Muchos, tal vez leyendo con la memoria de otro producto, lo confundieron con el querido (y extrañado) Raiyuyo, que fabricaba La Florida.
Otros directamente negaron haber conocido nunca el Serrayuyo.
Hubo quienes se aventuraron a decir que no sólo lo conocían, sino que recordaban su sabor. ¿La verdad? En esta, las opiniones de nuestros amigos lectores no hicieron más que profundizar nuestras dudas iniciales.
Un lector, sin dudarlo, dijo que fue un producto fabricado exclusivamente para “romper” con la competencia del Raiyuyo. O sea, opiniones hubieron de todo tipo y tenor a la hora de mirar con detenimiento la fotografía.
¿Qué diferencia tendría el “Serrayuyo” con el “Amargo Serrano”?
Quizás algún viejo empleado de la Terma, a partir de este comentario, nos sepa contar de qué se trataba este brebaje que no dudamos debía ser bastante rico y saludable.
Fotos como estas son las que nos alientan a seguir trabajando sobre la memoria colectiva de una ciudad. A seguir buscando en los cajones del recuerdo aquellas historias que nos forjaron como pueblo, que nos dieron identidad.
Aún cuando no nos pongamos de acuerdo sobre la foto que alguien rescató de su álbum personal y compartió con nosotros.
Y créannos. Se siente algo muy, pero muy parecido a la felicidad sabiendo que esto contribuye a amar cada día más a esta hermosa y querida Alta Gracia.
El sacerdote salesiano cuyo fallecimiento sigue siendo una incógnita para la ciencia y la Iglesia.
Pocos conocen esta historia que cuenta el Dr. Jorge Mazzucco en su libro “Alta Gracia Olvidada”.
Fue a finales de los años cincuenta, tal vez con los sesenta amaneciendo. El escenario, el histórico barrio Norte y los protagonistas dos novios y toda su comitiva de familiares y amigos.
"Una sequía impresionante" es un capítulo de los tantos que tiene el libro "Viejas estampas de Alta Gracia", escrito por Jorge Zemborain, y queremos compartirlo con ustedes.
Genaro Caliendo Galasso fue un educador con todas las letras. Pero también tuvo una faceta artística que develamos en esta nota.
El recuerdo de un sismo único que tuvo a los alrededores de Alta Gracia como epicentro, allá por 1921.
Los hermanos Funes forman parte de la galería de grandes futbolistas que ha dado nuestra ciudad. Algunos con mayor éxito que otros, unos con más fama que los demás, pero sus nombres son recordados siempre como símbolos de un fútbol local que los tuvo como estrellas.
La Bombonería y Regalería “La Cinta de Agua” fue todo un símbolo de las décadas del setenta y del ochenta en nuestra ciudad. Finos bombones, los mejores presentes... era el lugar ideal al cual concurrir si uno quería necesitaba quedar bien con alguien a través de un presente. Y detrás de este emprendimiento, una historia de vida que merece ser contada.
Oscar Ferreyra Barcia es uno de los grandes historiadores que ha tenido Alta Gracia. De su escrito “Volviendo al Pasado”, rescatamos este texto hablando de personajes de principios del Siglo XX.
El sacerdote salesiano cuyo fallecimiento sigue siendo una incógnita para la ciencia y la Iglesia.
La fecha exacta quedó en el baúl de los recuerdos de una ciudad que suele perder la memoria de vez en cuando, y que necesita de unas ayuditas para recuperarla. ¡Y en eso estamos!