
La “Yaya” Montamat y el Conservatorio Williams: pasión por la música
Su nombre fue Yolanda Viel de Montamat. Pero todos la conocían por “Yaya”.


De tanto en tanto, escondidos al fondo de un cajón, o detrás de unas viejas prendas de ropa, aparecen. Papeles que conservan el sabor de un tiempo romántico donde ir al cine era mucho más que sentarse en una butaca.
Cosas Nuestras22 de julio de 2020
juan carlos
De tanto en tanto, escondidos al fondo de un cajón, o detrás de unas viejas prendas de ropa, aparecen. Papeles que conservan el sabor de un tiempo romántico donde ir al cine era mucho más que sentarse en una butaca.
Los programas de los cines te contaban todo lo que "iban a dar" a lo largo de la semana. Las películas Clase B (o C) de los lunes y martes, las que no le iban en zaga los miércoles y jueves (aunque algunas eran "prohibidas", claro) y el doble programa fuerte del fin de semana.
Juro, reconozco que los coleccionaba y que la vida hizo que los perdiera quien sabe dónde y cuándo. Pero tenía mucho de ellos. Algunos, hojas sueltas, otros los famosos trípticos. Formaban parte del ritual de ir al cine. Que como decíamos, era mucho más que sentarse en una butaca y en el intervalo comprar chicle o caramelos Sugus.

Era una ceremonia que incluía desde saludar al acomodador de siempre, hasta silbar si la película se cortaba justo cuando el tren estaba por caer del puente roto sobre un acantilado. Era tratar de dar un beso a escondidas y en lo oscuro. Era "colarse" al pullman cuando la peli era de la Coca Sarli y vos eras muy chico para verla.
Y en ese universo de sensaciones, los programas que nos contaban qué pelis daban, formaban parte del culto pagano. Por eso, cuando uno de nuestros lectores nos acercó estas fotos, no lo dudamos y las publicamos.
Casi como un homenaje a los viejos cines de la ciudad...


Su nombre fue Yolanda Viel de Montamat. Pero todos la conocían por “Yaya”.

La estación de las flores, el amor y la juventud siempre fue bien recibida en Alta Gracia.

El apellido Zorn vincula a Victoria directamente con Villa Oviedo. Barrio con identidad si los hay, en Alta Gracia. Y mucho de eso tiene que ver con sus orígenes laburantes que lo forjó en una barriada que a fuerza de manos callosas fue erigiéndose al sur de la ciudad.

Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos.

Nota en homenaje al querido "Chochó" Gómez, que hace unos días habría cumplido años. Una comparsa que hizo historia en Alta Gracia.

La fecha exacta quedó en el baúl de los recuerdos de una ciudad que suele perder la memoria de vez en cuando, y que necesita de unas ayuditas para recuperarla. ¡Y en eso estamos!

Galería de ídolos. Recordamos a uno de los grandes del mejor tiempo de Sportivo Alta Gracia. El "Babita" dejó una marca indeleble en la memoria de los hinchas del fútbol de nuestra ciudad.

Su nombre fue Yolanda Viel de Montamat. Pero todos la conocían por “Yaya”.

Entre las memorias gastronómicas más queridas de Alta Gracia figura, sin ningún lugar a dudas, la recordada y añorada lomitería “Chapucha”.

Febrero y sus encantos estivales. El verano de Paravachasca trajo visitantes ilustres a nuestras tierras cuando nacían los años sesenta.
