
Fue mucho más que un director técnico. Fue un formador, un docente. Un imprescindible a la hora de contar la historia de nuestro deporte.
Antonio fue uno de los mojones ineludibles a la hora contar la historia futbolística e institucional de Alta Gracia.
Alta Gracia Deportiva08 de junio de 2021Este es un espacio pensado para recordar a quienes nunca debiéramos hacer a un lado en nuestro recuento histórico. Idolos, personajes, protagonistas y artífices de nuestra historia deportiva. Antonio Linares fue -a no dudarlo-, uno de los más importantes.
Antonio nació en Alta Gracia el 18 de abril de 1923 y falleció el 23 de junio de 2008. Entre una y otra fecha, una historia plena de vivencias, llena de anécdotas y una imagen eterna de persona honesta, recta, de valores. De las que hicieron honor al deporte.
Años atrás, a los hombres de bien, a aquellos que inspiraban respeto por sus acciones y su proceder, se los trataba de “Don”. Por eso, en este espacio a modo de homenaje, nos vamos a referir a Don Antonio Linares.
De joven, por no decir de pibe, arrancó jugando en el viejo y perfumado River Plate de Alta Gracia. Los vaivenes institucionales del club de barrio Gallego hicieron que tuviera que recalar en Sportivo Alta Gracia.
Sportivo Alta Gracia, año 1942, con Antonio Linares en sus filas
En el club aurinegro defendió el arco en la Segunda Ascenso de Liga Cordobesa junto a otros grandes de esos tiempos como Milo Morcillo, el Loco Heredia y tantos más.
La juventud, poco tiempo después, lo llevó a conocer el amor. Conoció a Dolores Piatti, que sería su mujer para toda la vida. Ella era de Río Cuarto y él, quería seguir jugando al fútbol. Pidió el pase, pero Sportivo se lo negó. Eligió seguir su vida y dejar los cortos. No tenía más de 25 años cuando decidió abandonar el fútbol.
Ya de retorno en Alta Gracia, reapareció como delegado de River en la Liga Departamental. Comenzaría entonces una larguísima actividad como directivo del club y de la Liga misma.
Hombre conocido y reconocido por todos quienes lo trataron, Don Antonio fue símbolo de River mientras el club tuvo vida. Luego, representó a Colón y tuvo una destacada actuación como directivo de mesa chica de la Liga Departamental de Fútbol Santa María. Fue el eterno tesorero de esta institución, junto a muchos presidentes que pasaron por el sillón de conducción.
A la hora del brindis, junto a su gran amigo, el "Pocho" Evangelista.
Fue producto genuino de barrio Gallego. Desde su casa natal en Mansilla y Valencia, todo un símbolo, hasta las veces que transitó la calle rumbo a la cancha de River, junto al antiguo hipódromo.
Don Antonio fue un hombre cabal. Honesto por donde se lo mirara. Gentil, educado, uno de esos tipos en los que de antemano, sabías que podías confiar.
Fue mucho más que un director técnico. Fue un formador, un docente. Un imprescindible a la hora de contar la historia de nuestro deporte.
La semblanza se remonta a las primeras décadas de existencia de nuestro querido fútbol local.
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