En esto de andar recolectando historias acá y allá, uno se cruza con amigos que le acercan relatos. A veces, estos relatos no están directamente relacionados con Alta Gracia. O si, porque sus protagonistas son altagracienses.
La historia y la leyenda del "Loco Tranquilo"
A Luis lo podés ver cada día del año montado en su bicicleta, o bien subido a su Gilera, por las calles de Alta Gracia. Es todo un personaje. Todos lo conocen. Algunos por su nombre, otros por su apelativo. Pero todos lo conocen.
Alta Gracia Deportiva19 de diciembre de 2023juan carlosLuis Barbareschi, cuando muchos de sus amigos jugaban al fútbol, un día eligió divertirse jugando al básquet. Y fue este deporte lo que lo marcó toda la vida.
Desde “su” Vélez Sarsfield, pasando por la Selección de Alta Gracia y hasta por la Selección de Córdoba, compartió equipo con lo mejor del deporte local y enfrentó a grandes del básquet del país. Hoy, nos cuenta su historia.
“Empecé a jugar al básquet a los 11 años, por supuesto en Vélez, que era el club del barrio. Era 1964, cuando se hizo la cancha en calle Ecuador. Estaba con mi hermano, el Lolo Menéndez, el Mili Powell, Luis Scorcelli, el Pollo Testa entre otros”.
El barrio, la pertenencia
“Muchos de mis amigos jugaban al fútbol, pero a mí me gustó más el básquet. Empezamos a tirar al aro, a divertirnos entre pibes que éramos vecinos del barrio y adoptamos el club como nuestra segunda casa.
Los más grandes nos empezaron a enseñar hasta que al poco tiempo formamos un equipo entre Cadetes y la Quinta”.
Eran tiempos en que la Asociación local era muy linda y había mucha competencia.
“Había buenos equipos, empezando por Sporting y por Vélez, pero no hay que olvidarse de Central, de Colón, de Sportivo y varios más. Se jugaba en cuatro divisiones”.
Pero ¿cómo era jugar en Vélez por aquellos tiempos? ¿Quén los entrenaba?
“En Cadetes tuve de técnico al Negro Roldán, que era jugador de la Primera de Vélez. Ahí entre los más grandes jugaban también Jorge “Botón” Bredanini, la “Leona” Altamirano, el “Sapo” Peleteiro, el Titi Hierbasi. Casi todos trabajaban en la Renault gracias al Colorado Rodríguez que les daba una mano para entrar”.
Luis Barbareschi siempre jugó en Vélez Sarsfield. La camiseta roja fue la única que vistió como jugador de equipo. Pero su hisrtoria deportiva lo llevó a calzarse las de la Selección de Alta Gracia, e incluso la de Córdoba.
Debut y Selección
La historia de Luis en el básquet comenzó a los 11 años, pero tuvo una rica historia: “Cuando jugué el Provincial en el 70 ya estaba jugando en Primera y tenía 17 años. Cuando fui al Argentino Juvenil, ya me afiancé. Siempre jugué de wing, pero con el tiempo jugué por adentro”.
Pero... ¿cómo era este muchacho a la hora de jugar?. “En ese entonces, con 1,88 metros, era de fajarme abajo del tablero. Además me gustaba hacerlo, era aguerrido para jugar”.
Claro, y tal vez por eso le vino el apodo que lo identifica. ¿De dónde vino esto de “Loco Tranquilo”,tal vez uno de los mejores apodos que se han conocido por estas tierras?
“Lo de Loco Tranquilo me lo puso el Pelusa Ipharraguerre, el peluquero. Es que en el club siempre se juntaban muchos a jugar al pool, al honguito o a las cartas, como pasaba en todos los clubes. Además, el Pelusa iba a ver básquet y me veía siempre. Como yo era un tipo muy aguerrido que no daba pelota por perdida en ningún lugar de la cancha, pero no por agresivo sino porque así entendía el juego, Pelusa dijo “es un loco, pero tranquilo porque no pelea”. Y ahí me quedó”.
El Provincial de 1970
El recorrido de Luis Barbareschi con la camiseta de la Selección de nuestra ciudad fue extenso: “En el año 1970 jugué mi primer provincial, y fue acá en Alta Gracia. Compartí el Seleccionado con Marcelo Farías, el Flaco Mandangarán, Salgado, Raúl Fernández, Emilio Romero, Lito Núñez, Antonio Basualdo, Hugo Núñez, Mario Fernández, Rolando Cano y el Loro López. Fue el que se jugó en cancha de Vélez, teníamos un muy buen equipo, como casi siempre ocurría. En total jugué 8 provinciales representando a Alta Gracia. Jugamos en Punilla, Cruz del Eje, San Francisco, Río Tercero, Río Cuarto, Jesús María, Deán Funes. Y siempre protagonistas, sobre todo jugando con Marcelo, que era un fenómeno a la hora de convertir”.
Pero también tuvo su capítulo nacional defendiendo los colores de Córdoba en aquellos míticos Campeonatos Argentinos: “En 1973 fui convocado por Roberto Germanetto para jugar el Campeonato Juvenil en Tucumán, una experiencia muy linda. Fuimos varios de Alta Gracia a una preselección y el único que quedé fui yo. Terminamos cuartos detrás de Capital Federal, Provincia de Buenos Aires y Tucumán”.
Entre los mejores
“Acá hubo muy buenos jugadores como Raúl Fernández, que era muy rápido para tirar. Hugo Núñez y Antonio Basualdo tiraban muy bien de afuera. Claro que el flaco Marcelo (Farías) fue el mejor, tremendo, con un poder de goleo impresionante. Con varios de estos muchachos nos vemos seguido. Con el colorado Romero o el Quique López, por ejemplo. A Marcelo lo veo cada tanto en el centro. El deporte hace muy buenas amistades, de las que duran en el tiempo porque se forjan en entrenamientos y concentraciones".
Amor al deporte
Eran tiempos de deporte amateur. “En Alta Gracia jugábamos amateurs, pero así y todo había muchos con gran calidad y cuando enfrentábamos a jugadores o equipos de renombre le encontrábamos la vuelta. Nosotros nunca cobramos un peso. Era todo amateur, jugábamos por amor a la ciudad y a la camiseta. La única vez que cobramos fue cuando vinieron los americanos, que jugamos unos amistosos en cancha de Colón. Es más, el primer técnico que nos enseñó en serio cuestiones de táctica y movimientos de equipo fue el “Tata” Flores, que llegó desde Tucumán”.
Todo era amateur, y se vivía a puro corazón: “Mis días eran laburar, salir de la textil de Liberali e ir al club a tirar al aro. Pasaba horas tirando al aro. En el Juvenil en Tucumán salí Campeón de tiros libres. La práctica es lo que te hace ser efectivo en lo que te propongas”.
Luis Barbareschi hoy disfruta del básquet por la tele, mira la NBA y la ACB “Campazzo la está rompiendo”.
Lo del “Loco Tranquilo” en cancha quedó lejos, pero sigue viva la historia y la leyenda de aquel pibe que eligió jugar al básquet para ser feliz.
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