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Desde 1921 hasta 1973 fue un clásico dentro de la ciudad.
Cosas Nuestras05 de septiembre de 2020La Banda de Música Municipal marcó toda época a lo largo de varias décadas del siglo XX en nuestra ciudad. Desde 1921 y hasta 1973 en forma casi ininterrumpida formó parte de la más arraigada tradición de los altagracienses que cada domingo al atardecer se acercaban a la plaza Solares a escucharla.
La Banda Municipal tuvo su partida de nacimiento con el decreto emitido el 19 de noviembre de 192; inspirada por Enrique Dalinger y Eugenio Glieman, el decreto fue firmado por los concejales Luis Alfonzo, Guillermo Almada, Bartolomé Carri, Tristán Gigena y Dionisio Martín. Surgía así la mítica banda, que tuvo como primer Director a Domingo Casartelli; luego a Eleuterio Ocampo y más tarde a Guillermo Bustos (vecino de nuestra ciudad), Eduardo Robbiola, José Ramón Angilelli y Edmundo Salvi entre otros.
Enrique Dalinger, el intendente que emitió el decreto de creación de la Banda Municipal de Música.
Al decir de Jorge Zemborain en su trabajo sobre el tema, la banda “Fue un verdadero conservatorio de música de donde salieron profesionales que luego formaron conjuntos propios. Además, los muchachos pobres de Alta Gracia con sueños de futuros músicos encontraron en la Banda la posibilidad de aprender algún instrumento, completamente gratis”.
Según reflejó alguna vez Leo Rugani en su libro, “Al principio ensayaban en las instalaciones del Sierras Teatro, luego lo hicieron en la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos, en calle España”.
Por otra parte, Rugani desgrana algunos nombres de aquellos años, como los de Ricardo de Lamo Paladino, Francisco Funes, Lindor Oliva, Juan Bollo, José María López, José Ignacio Mattos, Docampo, Bernardi, Cauvilla, Hugo Martínez...
Pero si nos guiamos por aquellos cronistas, la Banda no sólo tocaba en la Plaza los domingos. “En las mañanitas frías del 25 de mayo o el 9 de julio, la Banda recorría las calles, deteniéndose en las casas de gente notable, para saludarles con una marcha de corte marcial”, escribió el gran Leo Rugani.
Ya ubicada en la Plaza las tardecitas de domingo, la gente concurría a escuchar la Retreta del Desierto, o los temas que iba desgranando uno tras otro durante un rato bastante largo, para regocijo de las familias que habían tomado el ir a la plaza “a escuchar la Banda” como un clásico paseo dominical.
Ordenanza concediéndole fondos municipales a la Banda de Música.
Para que quienes no la disfrutamos nos demos una idea de cuál era el panorama. Así reflejaba Zemborain en su libro la aparición en escena de la banda: “Domingo al atardecer. Hora de retreta. La Banda Municipal se va ubicando, poco a poco, en semicírculo. A su frente, se coloca su director, el maestro Guillermo Bustos.
Luce elegante en su uniforme azul marino con gorra de igual color y rígida visera negra. Una roja cinta ancha circunda el contorno del atuendo. Calza zapatos negros. El resto de los componentes viste idéntico uniforme”. Sin dudas, todo un rito cargado de aspectos que mucho tenían que ver con aquellos tiempos de elegancia y etiqueta.
Un aspecto que todos han rescatado de la Banda Municipal fue su faceta altamente democrática. De ella participaban no sólo músicos de carrera, sino también principiantes. Todos tenían su chance de formar parte. Incluso aquellos muchachos con condiciones, tuvieron la posibilidad de aprender a la par del resto.
De sus filas salieron luego unos cuantos que formaron sus propios conjuntos o terminaron dirigiendo otras bandas.
Los lectores de COSAS NUESTRAS también han aportado nombres de integrantes: Juan Roberto Ludueña, Mario Ernesto Sigampa, Jorge López, Hugo Martínez, Felipe López, Paguaga, el Maestro Persichelli, Bautista Genari. Seguramente surgirán de los cajones de la memoria unos cuantos más que irán enriqueciendo esta nota que pretende ser testimonial y a modo de homenaje a todos aquellos que hicieron de la música y de la banda una sana costumbre local.
Mario Sigampa, uno de los integrantes de la Banda que luego formó su propio conjunto.
Como toda historia, la de la Banda Municipal, tuvo su final. Oscar Ferreyra Barcia escribió: “En noviembre de 1969, el trabajo de la Banda Municipal es interrumpido oficialmente por el Comisionado Salomón Efraín Garay, aduciendo la difícil situación económica por la que atravesaba el municipio, dio por terminadas las funciones. No obstante la banda continuó prestando sus servicios ad honorem un tiempo más. En 1970, el nuevo Comisionado Emilio Rugani reincorporó al presupuesto municipal la partida para la Banda Municipal, pero en 1973, a poco de asumir, Luis Héctor Peralta, bajó de nuevo el presupuesto por la grave situación económica”.
Epílogo de una bella historia que fue mucho más que música, porque terminó convirtiéndose en una expresión cultural pura, que representó a nuestra ciudad durante más de medio siglo.
Cosas Nuestras agradece, además de los autores citados, a Dora Liliana Ramil y al Archivo Municipal por datos, recuerdos y fotografías para esta nota.
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