
La estación de las flores, el amor y la juventud siempre fue bien recibida en Alta Gracia.
Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos.
Cosas Nuestras27 de agosto de 2025Hoy, el IPEM N° 345 Maestro Hugo Barrera cumple 25 años, y queríamos homenajearlo recordando al gran educador en cuyo homenaje lleva su nombre.
Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos. Es hablarles de una persona distinta, especial, sensible y a la vez de firmes convicciones, que fue un espíritu libre, y que inculcó ese sentimiento de libertad como un derecho a ejercer a todos quienes pudieron abrevar de él.
Hugo fue, sobre todo, maestro de escuela. Pero maestro con todas las letras. De los que casi no quedan, y que tanta falta nos harían por estos tiempos. Como educador, un adelantado a su tiempo, que proponía y llevaba a la práctica conceptos que recién hoy son aplicados como norma en la educación argentina y que para él eran cuestiones que ya había resuelto.
Participaba y hacía participar; como dice la vieja canción de Patxi Andión, no quiso nunca salvarse solo, conocedor de que en la vida no hay salvación, si no es con todos.
Era activo, siempre dispuesto. Tan convencido en lo que hacía que era convincente e involucraba a todos en sus proyectos. Así, los padres y los alumnos lo amaban lo seguían y daban todo por él y sus iniciativas.
Fue un tipo generoso con sus conocimientos y con sus cosas. Jamás le hubiera negado a nadie nada, y de hecho nunca lo hizo. Compartió ideas, conocimientos y proyectos con compañeras de estudio, de trabajo, de militancia, de la vida…
Hugo Barrera fue polifacético. Porque además de maestro, fue actor de teatro, fue artista callejero. Militante político y gremial, y como si fuera poco, escritor y poeta.
Cuando la querida Eli Eichemberger formó su grupo de teatro para docentes, Hugo no pudo estar ausente. Cuando el Flaco Oscar Salas presentó por primera vez en las plazas de Alta Gracia su hermoso “Desenredador de Estrellas”, allí estuvo Hugo. Cuando sus amigos formaron el grupo Canto y Palabra, allí Hugo recitaba sus poemas entre canción y canción.
También lo social lo conmovió y lo llevó a estar presente. De convicciones firmes, militó política y gremialmente. Tuvo la capacidad de hacerlo con tenacidad y pasión, sin entrar en el fanatismo. Siempre desde la mirada crítica, y con propuestas a mano. Formó parte de los inicios del Partido Intransigente en nuestra ciudad y dentro del gremio docente, formó y luchó en la Lista Marrón de la UEPC en tiempos que no era sencillo ser oposición y mantener firmes los ideales y altas las banderas.
En los dos ámbitos, fue respetado por propios y extraños. Por la sencilla razón que cada palabra, cada frase suya era respaldada por una idea superadora fruto de su capacidad de análisis y lectura de la situación.
Hugo Barrera también fue un ser humano de carne y hueso. Con virtudes y defectos como cualquier otro. Con contradicciones internas que no siempre resolvió, pero con la firmeza de que le daba el saber siempre qué quería y hacia dónde se dirigía en sus actos de cada día.
Tuvo en la escuela Larreta su lugar en el mundo. Allí, junto a los niños a los que tanto amaba, construyó para ellos un sitio donde les enseñó que nadie era más que ellos, por más que tuvieran zapatillas rotas y el guardapolvo estuviera remendado. Les enseñó dignidad. Derechos, obligaciones y les inculcó un fuerte compromiso con los demás.
En su corta vida hizo mucho por la educación desde distintos escenarios, algunos en condiciones muy desfavorables, como cuando trabajaba en el CROM. Pero siempre salió airoso por ser un enamorado de su labor y ponerle siempre el hombro a las situaciones; siempre algo dejó para los demás. Y siempre, siempre, acompañado por una sonrisa, una broma, una historia novelada que a los demás los ayudaba a transitar el día.
Cuando falleció, acababa de rendir para ser Director de la Escuela Presidente Yrigoyen de Villa Oviedo.
Se fue a seguir brillando entre las estrellas, un 26 de setiembre de 2002, y todavía lo estamos extrañando.
(Este texto fue escrito con recuerdos propios del autor, pero fundamentalmente con las memorias compartidas por Susana Barrandeguy, Oscar Salas, Cecilia Forza y Marta Villacé entre otros. A todos ellos, muchas gracias por recordar al maestro, al artista, al militante, al amigo)
La estación de las flores, el amor y la juventud siempre fue bien recibida en Alta Gracia.
El apellido Zorn vincula a Victoria directamente con Villa Oviedo. Barrio con identidad si los hay, en Alta Gracia. Y mucho de eso tiene que ver con sus orígenes laburantes que lo forjó en una barriada que a fuerza de manos callosas fue erigiéndose al sur de la ciudad.
Nota en homenaje al querido "Chochó" Gómez, que hace unos días habría cumplido años. Una comparsa que hizo historia en Alta Gracia.
La fecha exacta quedó en el baúl de los recuerdos de una ciudad que suele perder la memoria de vez en cuando, y que necesita de unas ayuditas para recuperarla. ¡Y en eso estamos!
Oscar Ferreyra Barcia es uno de los grandes historiadores que ha tenido Alta Gracia. De su escrito “Volviendo al Pasado”, rescatamos este texto hablando de personajes de principios del Siglo XX.
Hace unos días me encontré casi de casualidad con un amigo de otros tiempos (y de siempre, porque los amigos son de siempre) y me dijo: “escribite algo de los asaltos”.
El Comedor Echenique fue, durante un buen tiempo, uno de los puntos de encuentro para muchos vecinos de la ciudad. Fue toda institución, y un símbolo de la cocina casera para disfrutar en cada almuerzo o cena
Hubo en nuestra ciudad clubes emblemáticos por historia, por logros, y también porque su presencia lejos dejó de pasar desapercibida. Fue el caso del Club Ferroviarios. “El Cerro”, para los amigos.
El apellido Zorn vincula a Victoria directamente con Villa Oviedo. Barrio con identidad si los hay, en Alta Gracia. Y mucho de eso tiene que ver con sus orígenes laburantes que lo forjó en una barriada que a fuerza de manos callosas fue erigiéndose al sur de la ciudad.
La estación de las flores, el amor y la juventud siempre fue bien recibida en Alta Gracia.
Cecilio Luna fue, para todos, el Negro Jololo. De físico imponente que poco tenía que ver con su caracter, era imposible no quererlo. Conozcamos un poco más quién fue este personaje...