
Marta Digionantonio nos cuenta la historia de esta histórica escuela.
Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos.
Cosas Nuestras05 de septiembre de 2024Contarles a quienes no lo conocieron, quién fue Hugo Barrera es entrar en un territorio casi mágico, surrealista al menos. Es hablarles de una persona distinta, especial, sensible y a la vez de firmes convicciones, que fue un espíritu libre, y que inculcó ese sentimiento de libertad como un derecho a ejercer a todos quienes pudieron abrevar de él.
Hugo fue, sobre todo, maestro de escuela. Pero maestro con todas las letras. De los que casi no quedan, y que tanta falta nos harían por estos tiempos. Como educador, un adelantado a su tiempo, que proponía y llevaba a la práctica conceptos que recién hoy son aplicados como norma en la educación argentina y que para él eran cuestiones que ya había resuelto.
Participaba y hacía participar; como dice la vieja canción de Patxi Andión, no quiso nunca salvarse solo, conocedor de que en la vida no hay salvación, si no es con todos.
Era activo, siempre dispuesto. Tan convencido en lo que hacía que era convincente e involucraba a todos en sus proyectos. Así, los padres y los alumnos lo amaban lo seguían y daban todo por él y sus iniciativas.
Fue un tipo generoso con sus conocimientos y con sus cosas. Jamás le hubiera negado a nadie nada, y de hecho nunca lo hizo. Compartió ideas, conocimientos y proyectos con compañeras de estudio, de trabajo, de militancia, de la vida…
Hugo Barrera fue polifacético. Porque además de maestro, fue actor de teatro, fue artista callejero. Militante político y gremial, y como si fuera poco, escritor y poeta.
Cuando la querida Eli Eichemberger formó su grupo de teatro para docentes, Hugo no pudo estar ausente. Cuando el Flaco Oscar Salas presentó por primera vez en las plazas de Alta Gracia su hermoso “Desenredador de Estrellas”, allí estuvo Hugo. Cuando sus amigos formaron el grupo Canto y Palabra, allí Hugo recitaba sus poemas entre canción y canción.
También lo social lo conmovió y lo llevó a estar presente. De convicciones firmes, militó política y gremialmente. Tuvo la capacidad de hacerlo con tenacidad y pasión, sin entrar en el fanatismo. Siempre desde la mirada crítica, y con propuestas a mano. Formó parte de los inicios del Partido Intransigente en nuestra ciudad y dentro del gremio docente, formó y luchó en la Lista Marrón de la UEPC en tiempos que no era sencillo ser oposición y mantener firmes los ideales y altas las banderas.
En los dos ámbitos, fue respetado por propios y extraños. Por la sencilla razón que cada palabra, cada frase suya era respaldada por una idea superadora fruto de su capacidad de análisis y lectura de la situación.
Hugo Barrera también fue un ser humano de carne y hueso. Con virtudes y defectos como cualquier otro. Con contradicciones internas que no siempre resolvió, pero con la firmeza de que le daba el saber siempre qué quería y hacia dónde se dirigía en sus actos de cada día.
Tuvo en la escuela Larreta su lugar en el mundo. Allí, junto a los niños a los que tanto amaba, construyó para ellos un sitio donde les enseñó que nadie era más que ellos, por más que tuvieran zapatillas rotas y el guardapolvo estuviera remendado. Les enseñó dignidad. Derechos, obligaciones y les inculcó un fuerte compromiso con los demás.
En su corta vida hizo mucho por la educación desde distintos escenarios, algunos en condiciones muy desfavorables, como cuando trabajaba en el CROM. Pero siempre salió airoso por ser un enamorado de su labor y ponerle siempre el hombro a las situaciones; siempre algo dejó para los demás. Y siempre, siempre, acompañado por una sonrisa, una broma, una historia novelada que a los demás los ayudaba a transitar el día.
Cuando falleció, acababa de rendir para ser Director de la Escuela Presidente Yrigoyen de Villa Oviedo.
Se fue a seguir brillando entre las estrellas, un 26 de setiembre de 2002, y todavía lo estamos extrañando.
(Este texto fue escrito con recuerdos propios del autor, pero fundamentalmente con las memorias compartidas por Susana Barrandeguy, Oscar Salas, Cecilia Forza y Marta Villacé entre otros. A todos ellos, muchas gracias por recordar al maestro, al artista, al militante, al amigo)
Marta Digionantonio nos cuenta la historia de esta histórica escuela.
Hoy recordamos a ROBERTITO HEREDIA. Mozo, tanguero y personaje si los hubo...
Francisca Elisa Mansilla de Navarro nació en el corazón de barrio Sur. Pero pareciera que hubiese vivido toda su vida en barrio Parque San Juan.
Un recuerdo personal de este periodista, pero que forma parte de la memoria popular de barrio Gallego. El Almacén "Los Hermanitos". El del gallego y de Doña Mary.
Ellas se hicieron fuertes en base a la amistad y a querer abrirse paso en la vida, quizás sin saber que estaban escribiendo historia.
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Fue mucho más que un director técnico. Fue un formador, un docente. Un imprescindible a la hora de contar la historia de nuestro deporte.
Juan Carlos "Cacu" García nos compartió para publicar esta hermosa historia. Habla de fútbol, pero en el marco de una ciudad que tomaba a este club como parte de su vida.