
Hace unos días me encontré casi de casualidad con un amigo de otros tiempos (y de siempre, porque los amigos son de siempre) y me dijo: “escribite algo de los asaltos”.
La publicación de algunas fotos dispararon recuerdos imborrables de los vecinos. Las paredes derruidas por el tiempo de lo que fuera la vieja terminal de ómnibus nos llevó a conocer y escribir sus historias.
Cosas Nuestras24 de agosto de 2023Lo primero que deberemos hacer es situar en el tiempo a nuestros lectores. Porque algunos de ellos, lo más jóvenes, ni siquiera sabrán de qué estamos hablando.
La antigua terminal de ómnibus de Alta Gracia fue inaugurada el 12 de octubre de 1960 y funcionó hasta el 23 de setiembre de 1998, cuando se decidió comenzar a utilizar el actual edificio, junto al arroyo en El Cañito.
¿Dónde estaba la vieja terminal? En el predio que hacía esquina de Avenida Sarmiento y Vélez Sarsfield, donde la ciudad comienza a convertirse en El Alto.
Durante casi cuatro décadas fue la puerta de entrada y salida diaria de cientos y cientos de pasajeros que viajaban principalmente a las ciudad de Córdoba. Estudiantes, trabajadores, o simples turistas que utilizaban los servicios de las empresas locales para movilizarse.
Tiempos de la Cotag primero, y de la Satag más tarde.
Así, la terminal se convirtió en punto de arribo y partida, pero también en centro de reunión, paso casi obligado y hasta una fuente de trabajo para unos cuantos durante muchos años. Con su calle interna de tierra y casi siempre semi destruida por el paso de los pesados coches que dejaban su huellas en el barro los días de lluvia, la terminal no era una belleza. Pero era lo que había, y todos la “adoptamos” como propia.
Refugio de trasnochados, centro de citas clandestinas, kiosco abierto las 24 horas, café caliente en invierno y coca bien helada en verano, patio de juegos para los niños de la cuadra, la terminal se convirtió en parte importante de la escenografía local.
Y entre los niños que se criaron y crecieron conociendo los rincones de aquella terminal, estuvo Darío Wendeler. Vivía a la vuelta y su padre tuvo su primer panadería “Danubio” sobre calle Vélez Sarsfield. Fue precisamente Darío quien nos guió para esta nota, y a él le agradecemos.
“Tenés que verla a Norma”, ella te va a contar toda la historia y las historias de la terminal. Estuvo cualquier cantidad de años atendiendo el bar”, nos dijo.
Y allá fuimos y hablamos con Norma, una salteña siempre risueña y con una memoria a prueba del tiempo. Y nos contó su propia historia y las anécdotas vividas en este recordado lugar.
“¿Por qué no te llegás a hablar con Julio Conforti?, nos dijo al final de la charla.
Julio atendió durante décadas uno de los kioscos donde conseguías desde diarios hasta un café calentido a la madrugada.
Por desgracia, el tiempo se llevó las almas de otros queridos personajes que formaban parte del elenco estable de la terminal.
Nos referimos a dos personajes con todas las letras: el inefable Fermín y su esposa, Doña Ada.
Eternos habitantes del primer kiosco entrando por Sarmiento, el viento del “progreso” se los llevó sin haberles avisado antes.
(Continuará)
Hace unos días me encontré casi de casualidad con un amigo de otros tiempos (y de siempre, porque los amigos son de siempre) y me dijo: “escribite algo de los asaltos”.
Jugó al fútbol, al básquet y a las bochas. Fue dirigente de clubes y asociaciones. Pero además, un decano del periodismo deportivo local. Como si fuera poco, un gran tipo, querido y respetado por todos...
Jugar a los autitos rellenos con masilla y con gomas de tapas de penicilina fue uno de los pasatiempos preferidos de nuestra niñez de barrio.
La idea es siempre brindarle más a nuestros seguidores. Por eso ahora también tenemos un canal de Youtube.
Hoy el "Nacio" cumple nada menos que 75 años de vida. En Cosas Nuestras nos sumamos a los festejos contando parte de su rica historia.
Jugar a los autitos rellenos con masilla y con gomas de tapas de penicilina fue uno de los pasatiempos preferidos de nuestra niñez de barrio.
Hace unos días me encontré casi de casualidad con un amigo de otros tiempos (y de siempre, porque los amigos son de siempre) y me dijo: “escribite algo de los asaltos”.
A veces una foto, por ajada que esté, por vieja que parezca es toda una postal de un acontecimiento. Y a partir de esa imagen, la foto misma dispara recuerdos e historias que están muy bien guardadas en la mente colectiva.
Jugó al fútbol, al básquet y a las bochas. Fue dirigente de clubes y asociaciones. Pero además, un decano del periodismo deportivo local. Como si fuera poco, un gran tipo, querido y respetado por todos...
Antonio Linares y Pocho Evangelista. Palabras mayores en el fútbol de Alta Gracia.