Terma y La Florida: Aquel aroma a azúcar quemada
Dos fábricas, dos marcas registradas de Alta Gracia que aún perduran en la memoria de la ciudad.
Comercios con historia17 de febrero de 2024juan carlosEra bastante chico, pero me acuerdo. En la vereda del Bar Boston, un domingo por la tarde noche, mis padres me llevaron a compartir con ellos el vermouth con papas fritas. En realidad, el vermouth era para ellos y las papas me las comía yo. Sobre todo si iban acompañadas por una gaseosa.
A eso quería llegar. Sobre la mesa, dos vasos de un buen aperitivo, un sifón de soda, un plato con crocantes patatas y... una botellita de Terma Cola.
En aquellos tiempos, cuando yo era chico, Alta Gracia por tener, hasta tenía su propia bebida. Una que identificaba a la ciudad y que a la vez se sentía parte del pueblo.
La Terma. En el corazón mismo del barrio Norte, elaboraba productos para todo el país. Y no se trataba solamente del todavía famoso pero ya “importado” Amargo Serrano. No señor, no sólo era Amargo Serrano.
En sus galpones, los obreros fabricaban todo tipo de bebidas. Incluso, o debo decir “sobre todo”, las gaseosas. Terma Cola, Naranja Terma, Pomelo Terma y sinceramente, no recuerdo si había otro sabor.
Lo cierto es que aquellas gaseosas estaban a la altura de cualquier otra, sin importar la licencia internacional de sus competidoras.
Sus productos se vendían en toda la provincia y eran conocidas a lo largo y a lo ancho de todo el país y, lo más importante, ayudaron a identificar a Alta Gracia más allá de las fronteras del Crucero.
En mis tiempos de colegio primario, una de las visitas obligadas era conocer la fábrica. La recorríamos de punta a punta, nos enseñaban cómo hacían el amargo, nos explicaban lo de las bebidas gaseosas... y como fin de excursión, obviamente, terminábamos tomando una rica Terma Cola bien helada.
Claro que como todo gran producto, también tenía (tiene) su competencia. Había quienes preferían a la hora del aperitivo el Amargo Serrano Raiyuyo, que de tan competencia, tenía su fábrica apenas cien metros más hacia el centro, sobre la Méjico.
De los productos de La Florida, recuerdo con gran cariño la bebida más rica que he probado en mi vida: su exquisita Granadina.
La Terma llegó a tener una buena cantidad de obreros trabajando en cada uno de sus turnos. Eran épocas de una Alta Gracia floreciente en empresas, tiempos en que el “compre nacional” no hacía falta promocionarlo porque había conciencia de hacerlo. Años en que la ciudad florecía de empleos y de productos autóctonos que inundaban el país y hacían que nuestro querido terruño se conociera en todas partes.
En Buenos Aires se esperaba el asadito de los domingos tomando un Amargo Serrano Terma. En Mendoza, los chicos apagaban su sed con la Granadina La Florida. En Córdoba capital, la Terma Cola le mojaba la oreja a las marcas importadas y todo ello contribuía a que en Alta Gracia hubiera laburo para casi todos.
Claro, todavía no habían llegado los años de Martínez de Hoy y sus indignantes continuadores de políticas antinacionales. El Estado sentía la necesidad de ayudar a las empresas para que las empresas lo ayudaran, y la gente sentía como propias las industrias de su ciudad. Después... ¿vale la pena relatar el después?
Hoy, las veredas calladas de Prudencio Bustos al 500 apenas si dejan entrever su enorme tristeza entre recuerdos y aroma a azúcar quemada. La añejas paredes de la fábrica lloran lágrimas de añoranza por el tiempo que fue y que no volverá.
En la calle Méjico, viejas máquinas embotelladoras extrañan las épocas cuando se envasaba, pero también se fabricaba. Los viejos operarios de la Terma y La Florida caminan por las calles de barrio Norte y mientras andan, levantan su vista al cielo color granadina buscando aquel pasado, sin poder encontrarlo.
Sobre las mesas del viejo Bar Boston, en la primera cuadra de la Belgrano, el mozo cuyo nombre nunca supe coloca la segunda botella de Terma Cola justo delante de mí. Si al menos hubiera guardado el envase... tal vez me ayudaría a recordar más detalles de aquellos tiempos.
(Texto extractado del libro “TIEMPOS VIEJOS (pero no tanto) de Juan Carlos Gamero).
Terma: la marca bandera que tuvo Alta Gracia
TERMA SA fue sin duda una de las marcas que identificó a nuestra ciudad en el país.
Conozcamos algunos aspectos de lo que fue su importancia:
* Aldo Fertonani fue el alma mater de la empresa. Fue quien le dio forma,la hizo crecer y se convirtió en el cerebro de un emprendimiento que siempre fue un paso por delante de los competidores.
* El nombre original del Amargo Serrano fue “Raizal”. A poco de aparecer, el aperitivo conquistó las mesas de todos.
* Los yuyos del preparado de hierbas del Amargo Serrano las conseguía Don Domitilo Cuñado, que vivía en cercanías de La Gruta.
* En principio, la Terma fue una fábrica de soda que Arturo Cargnelutti y Luis Ceirutti le vendieron a Don Juan Fertonani, padre de Aldo.
* Fertonani compró lotes para construir el barrio Terma. Varios de sus empleados terminaron teniendo su casa a través de ese emprendimiento.
* En 1965, la empresa da el gran salto. Hasta ese entonces Terma producía 3.000 cajones de doce botellas de Amargo en un año, para pasar a fabricar la misma cantidad por semana. Fue cuando la fábrica se concentró solo en la elaboración de este producto.
* Terma llegó a tener más de 150 empleados (prácticamente todos de Alta Gracia) y alcanzó a tener unos 30 camiones para distribuir sus productos.
* A lo largo del tiempo fueron varios los slogans publicitarios. El Amargo Serrano era naturaleza en botella y así se promocionaba. Tal vez la frase más recordada a modo de publicidad fuera aquella de “La bebida que da vida”.
* Un licor de peperina fue el único producto con alcohol que produjo. Se vendía como souvenir junto a los alfajores de La Francesa, unas réplicas de La Gruta que hacía Missana y unas botellas de Amargo.
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No hay mucho más para agregar: FOTAZA