
La foto del día: unidos por el fútbol y la amistad
Antonio Linares y Pocho Evangelista. Palabras mayores en el fútbol de Alta Gracia.


Toda foto tiene su historia, y cuando en una imagen se reúnen elementos tan particulares, mucho más.
La historia detrás de una foto04 de noviembre de 2020
juan carlos
Toda foto tiene su historia, y cuando en una imagen se reúnen elementos tan particulares, mucho más.
Leónidas era un cachorro de puma. Quien lo sostiene cariñosamente en brazos no es otro que nuestro querido y siempre recordado Pepe Der Ohanessián (¿quién lo diría, no?). La foto nos la pasó nuestra amiga María Esther Solla y nos contó su historia:
Pero como si el hecho de tener en una foto a un cachorro de puma criado en la ciudad, junto a nuestro querido Pepe fuera poco, la foto también encierra otro retazo de historia de Alta Gracia. En este caso, en el ámbito deportivo:


Antonio Linares y Pocho Evangelista. Palabras mayores en el fútbol de Alta Gracia.

Mirando al Tajamar, allá donde la calle Padre Viera comienza a subir rumbo a la Shell, en la intersección con Arturo Illia, hay

Toda historia tiene un final, y en este caso, fue feliz....


Las canteras del Cerro fueron todo un símbolo de Alta Gracia. Fuente de trabajo para muchos, de sus entrañas salieron las piedras que se transportaron a todo el país. Muchos recuerdos se agrupan en torno a su nombre.

Esta majestuosa construcción está ubicada frente al parque del Sierras Hotel. Más concretamente en la esquina de Franchini y Massenet.

Galería de ídolos. Recordamos a uno de los grandes del mejor tiempo de Sportivo Alta Gracia. El "Babita" dejó una marca indeleble en la memoria de los hinchas del fútbol de nuestra ciudad.

Su nombre fue Yolanda Viel de Montamat. Pero todos la conocían por “Yaya”.

Quienes contamos ya unos cuantos años tenemos vivo el recuerdo de cuando "se sorteaba" quién hacía la colimba y quién se salvaba.

Entre las memorias gastronómicas más queridas de Alta Gracia figura, sin ningún lugar a dudas, la recordada y añorada lomitería “Chapucha”.

Febrero y sus encantos estivales. El verano de Paravachasca trajo visitantes ilustres a nuestras tierras cuando nacían los años sesenta.