El final feliz del misterio de las fotos perdidas

La ciudad está llena de pequeñas historias, muchas de ellas cubiertas por un casi invisible manto de inocente misterio. Una de ellas la encontramos casi de casualidad, de la mano de un colega y amigo que nos la ofreció. No dudamos en recogerla para compartirla con ustedes...

Toda historia tiene un comienzo y esta no es la excepción. Y su inicio se codea entre lo anecdótico, el buen gesto y la generosidad de los protagonistas.

Todo empezó hace ya unos cuantos años (algo así como diez almanaques atrás), cuando una persona caminando allá por la zona del Alto cuando la Sarmiento toma carrera luego de bajar desde “el indio” para retomar la ruta hacia El Cañito, encontró algo que le llamó la atención.

Sobre una pirca blanca de cal, apenas escondido por las plantas, vio un sobre que alguien olvidó en un alto de su caminar.

En la portada del sobre, una leyenda simple: “Recuerdos en fotos” escrita en prolija letra cursiva de azul profundo y trazo fino. Ni cerrado estaba. No le costó nada a este amigo sacar y ver lo que había en su interior. Y descubrió un puñado de fotos familiares que -vaya a saber quién- seguramente en algún lugar estarían extrañando.

Miró para un lado, miró para otro... nadie que las reclamara, nadie con cara de andar buscando algo... En su afán de hacer una buena acción, este hombre le entregó el sobre a nuestro colega y amigo Cristian Moreschi, quien durante años intentó saber de quiénes se trataban las imágenes de las fotos. Nunca pudo saberlo.

Hace unos días, charlando de esos temas que a nosotros los periodistas curiosos nos enloquecen, Cristian nos ofreció las fotos. “Te las regalo, publicalas que seguramente va a aparecer el dueño aunque hayan ya pasado muchos años”, dijo.

Y en eso estamos, mostrando las fotos, tratando de desentrañar el misterio, conocer los nombres de esas caras de familia y -sobre todo- hacer que las fotografías puedan volver, a la vuelta de los años, a sus dueños... ¿Nos ayudan a darle un lindo cierre a esta historia?

Hasta acá lo que publicamos en nuestra edición papel... pero la historia iba a tener rápidamente, una hermosa nueva vuelta de tuerca...

El final feliz no tardó en llegar

A poco de aparecer la edición papel de Cosas Nuestras, recibimos un llamado. Del otro lado del celular estaba Mariela Fidalgo. "¡Esas fotos eran de mi papá! -dijo- "las perdió hace tiempo y nunca supimos qué había pasado con ellas".

"¡Qué lindo que aparecieran! ¡Qué hermoso giro del destino", nos dijo Mariela, muy contenta. Y acto seguido comenzó a contarnos cuestiones que hacen a la historia de cada una de las fotos familiares que (obviamente) ya están nuevamente en poder de ella y de su familia.