
Por Yacko Bijman
Las figuritas... jugar a las figuritas formó parte del entretenimiento básico de varias generaciones. Era todo un rito, también, el sistema de cambio de figuritas...
Pasado y Presente10 de agosto de 2020“La tengo, la tengo, la tengo... no la tengo”. “Dale, pasalas, que esas son fáciles”. “Te las cambio”. A veces eran una por una, si la que no tenías era de las comunes. Claro que por una tabla de dificultades que no estaba escrita en ningún lado, algunas valían, dos, tres, diez o cien figuritas. Ya de chicos, inconscientemente el capitalismo nos iba enseñando la ley de la oferta y la demanda en nuestros actos diarios.
Recuerdo que una vez coleccionaba figuritas de dibujos animados. La “difícil” del álbum era la viejita que siempre cuida a Twitty, el odioso canario que ya por entonces se burlaba del pobre Silvestre. La que seguía en orden de dificultad para completar la colección era “Robotina”, la sirvienta cibernética de Los Supersónicos. Fue famoso un cartel que mi padre puso en la balanza del almacén, para que todos lo vieran. “Cambio abuela por robot”. Como dije, la cosa se convertía en asunto familiar.
Si llenabas el álbum, tenías que ir a Samuel Díaz o a La Serrana a cambiarlo por el premio, que generalmente era una pelota de fútbol de cuero, de esas de cascos durísimos y alargados. Un premio que era estrenado apenas volvías orgulloso al barrio con el tan preciado trofeo.
¿Dónde habrán quedado todas mis figuritas? ¿En qué estante estarán guardados los álbumes esperando que alguien los hojee un ratito buscando recuerdos?
¿Alguien guardará alguna en una lata o en una caja? ¿Dónde estará atajando el Loco Gatti? ¿Qué será de la vida los artistas de entonces retratados en un cuadro de seis por cuatro? ¿Dónde estará flameando la maldita figurita con la bandera de Bangladesh que no salía nunca para llenar el álbum?
Vení, traete la plasticola y mucha paciencia. Vamos a ir pegando una por una las figuritas. Vos me cantás el número y yo busco la página. Fijate si coincide. Estas se pegan solo de arriba para poder leer lo que dice atrás de la foto. Aquella hay que pegarla toda. ¿No sabés quién puede tener la 87?
Ahhh... las de fútbol, en una época, venían de chapa. Una hermosura. Una delicia coleccionarlas. También era una delicia cómo quedaban los bolsillos. Tu mamá te lo hacía recordar cada vez que arreglaba tus pantalones.
El kiosquero de la otra cuadra me dijo hace unos días que le quedan dos sobres donde seguramente está la difícil. ¿Me prestás una moneda? Si lleno el album te invito a jugar un partidito en el patio de mi casa.
Texto extraído del libro "TIEMPOS VIEJOS (pero no tanto), de Juan Carlos Gamero
Por Yacko Bijman
En las primeras décadas del siglo pasado, nuestra ciudad era productora de gusanos de seda, que eran comercializados en todo el mundo.
Texto extractado del libro "TIEMPOS VIEJOS (pero no tanto)" que sirve para homenajear a los periodistas y locutores radiales, a través de una vivencia personal. Justo para los cien años de la radiofonía argentina.
Entre aquellos que ya peinan canas, el tonete fue -cuando menos- un elemento que jamás pudo ser descifrado musicalmente hablando. ¿O estamos equivocados?
Repasamos pormenores de cómo y cuándo fue construido e inaugurado el Monumento al Libertador Gral. Don José de San Martín en nuestra ciudad.
Las regletas no eran ni más ni menos que maderitas de distintos colores y medidas que servían para enseñarnos los números y fundamentalmente las operaciones matemáticas.
Los hermanos Funes forman parte de la galería de grandes futbolistas que ha dado nuestra ciudad. Algunos con mayor éxito que otros, unos con más fama que los demás, pero sus nombres son recordados siempre como símbolos de un fútbol local que los tuvo como estrellas.
La Bombonería y Regalería “La Cinta de Agua” fue todo un símbolo de las décadas del setenta y del ochenta en nuestra ciudad. Finos bombones, los mejores presentes... era el lugar ideal al cual concurrir si uno quería necesitaba quedar bien con alguien a través de un presente. Y detrás de este emprendimiento, una historia de vida que merece ser contada.
Oscar Ferreyra Barcia es uno de los grandes historiadores que ha tenido Alta Gracia. De su escrito “Volviendo al Pasado”, rescatamos este texto hablando de personajes de principios del Siglo XX.
El sacerdote salesiano cuyo fallecimiento sigue siendo una incógnita para la ciencia y la Iglesia.
La fecha exacta quedó en el baúl de los recuerdos de una ciudad que suele perder la memoria de vez en cuando, y que necesita de unas ayuditas para recuperarla. ¡Y en eso estamos!