PASEAMOS EN "EL TRENCITO DE GARAY"

La historia detrás de la foto nos cuenta hoy cómo era viajar y divertirse en El Trencito de Garay, hace no tantos años, acá en Alta Gracia.

La historia detrás de una foto 16 de octubre de 2020 juan carlos juan carlos
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La fotografía nos remite a la Alta Gracia de un par de décadas atrás. Por las calles del centro, era común ver pasar al “Trencito de Garay”, que llevaba su carga de pasajeros a dar un lindo paseo por algunos rinconcitos de la ciudad.

¿La verdad? Valía la pena comprar un boleto y dar una vuelta. La pasabas bien, disfrutabas, saludabas amigos al pasar, y te divertías. Ni hablar si la idea era tratar de avanzar con “esa” chica que te gustaba. Así era la cosa.

Quien fuera su propietario, Francisco Garay nos cuenta: “En el 89 compré dos estancieras, las desarmé y armé la máquina (la trompa, los guardabarros, los faroles), la cabina de chapa y la cola. Luego le puse asientos, revestí el chasis en madera, y le puse techo de chapa a todo. Los asientos los hice con armazón de caño y madera. A mediados de 1990 estuvo en la calle. Lo trabajé para despedidas de soltero, cumpleaños, fiestas de fin de año de colegios, de guarderías, de jardines de infantes, íbamos al Parque García Lorca, a El Casco, anduvimos por todos lados.

Teníamos un circuito que salía desde la iglesia, iba por el centro y barrio sur, y luego barrio norte, Plaza de los Inmigrantes, barrio Sabattini y de nuevo al centro.

Esto fue hasta el año 1996 o 1997 en que lo vendí. La verdad que divirtió a mucha gente y yo también me divertí mucho con este trencito”.

Hasta acá el relato de quien fue el dueño y el mentor de que este trencito anduviera por las calles de Alta Gracia. Pero vamos a la foto. Garay decía que en el tren se festejaron cumpleaños, y la imagen refleja precisamente eso.

La foto es de marzo de 1991, y da cuenta de los cumples de Sebastián y de Jessica (vestida de Pantera Rosa), que celebraba su primer añito de vida.

Todo era alegría, el tren se llenó de chicos, todos disfrazados, y como los mayores no podían ser menos, también. Por eso la mamá de los chicos y sus tías aquella tarde fueron Quico, el Chavo y La Chilindrina. Toda una hermosa postal de época, sin dudas.

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juan carlos
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